En su primer encuentro bilateral con Donald Trump, el presidente Mauricio Macri tendrá un doble desafío: aprovechar sus vínculos personales con el mandatario y evitar al mismo tiempo que la particular personalidad de la ex estrella del reality El aprendiz le depare una mala pasada. Según confirmó el jefe de Estado, la cita será el próximo 27 de abril.
Los fallidos negocios conjuntos en la década del 80 permitieron que las familias Trump y Macri se conocieran íntimamente y éste será un factor que sin duda estará en juego en el primer cara a cara que tendrán como presidentes de sus respectivos países, dentro de 18 días. De hecho, en su último contacto telefónico, Trump incluso puso al teléfono a su hija Ivanka, según contó Macri.
En una entrevista con Bloomberg, Macri, que será el primer mandatario latinoamericano que visitará a Trump, anticipó que espera mejorar la relación comercial a pesar de las posiciones proteccionistas. Sin embargo, quienes mejor conocen la relación bilateral apuntan que la clave estará en poner el eje en aspectos positivos y evitar roces por las fuertes diferencias en temas como comercio y multilateralismo.
El Presidente buscará destacar los puntos coincidentes de la agenda de Cambiemos y la del disruptivo mandatario norteamericano. La lucha contra el narcotráfico, la cooperación en seguridad y la preocupación común por la situación en Venezuela son algunos de los puntos que integran la agenda positiva que buscará potenciar. Además, hay dos encuentros internacionales que tendrán a la Argentina como anfitrión, el de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se realizará en diciembre, y el del G20, en 2018.
Consultada esta semana sobre dos puntos comerciales “calientes” de la agenda común, el freno a la importación de limones y biodiésel desde la Argentina, la canciller Susana Malcorra indicó: “Vamos a tener una agenda que abarque todos los temas bilaterales”. Sin embargo, políticos y diplomáticos consultados por PERFIL coincidieron en señalar que los encuentros de jefes de Estado suelen esquivar los detalles, máxime cuando pueden ser problemáticos, y buscan marcar los grandes trazos del vínculo bilateral.
Cercanos. Los gestos de cercanía, e incluso de amistad, serán lo más relevante del encuentro porque permitirán mostrar una relación bilateral sólida. En este sentido, este medio pudo confirmar que la Cancillería busca que el mandatario sea recibido en la tradicional residencia de Blair House, que la Casa Blanca reserva para los visitantes más cercanos y también suelen utilizar los presidentes norteamericanos electos en la víspera de su asunción. El último presidente argentino que se hospedó en la residencia ubicada sobre la calle Jackson Place, frente a la Plaza Lafayette, a metros de la Casa Blanca, fue Fernando de la Rúa, gracias a las gestiones de su canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini.
Malcorra buscó despejar las dudas sobre la injerencia que tendrá la salida de Martín Lousteau, en una fecha tan cercana a la primera visita de Estado. Aclaró que el “encargado de negocios (Sergio Pérez Gunella) está funcionando en plena capacidad”.
Gunella es un diplomático de carrera que tenía un rol importante en la gestión del embajador saliente.
Mamet volvió con su cafetero
El ex embajador de los Estados Unidos Noah Mamet volvió al país. Llegó para participar de un foro organizado por el Financial Times bajo el lema “Buenos Aires: creando el futuro”. El ex representante de la administración Obama en el país no perdió oportunidad de compartir una imagen desde la red social Twitter junto al cafetero que trabaja en la zona de la embajada. Su intención es mantener el vínculo con el país, desde la actividad privada. Tiene fuertes vínculos con empresas de energías renovables, por lo que su futuro pasará por ese sector.
