(Desde Chapadmalal)
Mauricio Macri renovó su fe en el rumbo elegido. Pero le agregó un matiz a esa convicción: en adelante, pretende que haya más dedicación y menos internas por parte de sus ministros.
A una semana para cumplir el primer año redondo de gestión, el Presidente reunió a su gabinete ampliado (treinta varones y cuatro mujeres) para bajar esa línea y ordenar a la tropa, con más de un ojo puesto en el próximo año electoral.
Entre los balances y las proyecciones de sus funcionarios, el (auto)denominado retiro espiritual de Chapadmalal apuntó a reducir fricciones, realizar un tirón de orejas genérico y afirmar el statu quo general, pese a la larga recesión económica.
“El Presidente quiere que los ministros nos focalicemos a fondo, que no nos olvidemos, que nos ocupemos, que no nos distraigamos, que estemos atentos al estar al frente de la gestión”, explicó al mediodía la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en la primera conferencia de prensa realizada ayer en el complejo de Chapadmalal.
Esa frase fue lo más parecido a una autocrítica que circuló durante el encuentro, tanto en público como en privado.
El objetivo del retiro macrista no era, ni es (terminará recién hoy al mediodía) habilitar un blanqueo de las internas que cruzan al oficialismo.
Al contrario, el objetivo fue más bien disimularlas y que, en lo posible, tiendan a desaparecer.
“Autoevaluarse es un signo de cambio”, se jactó el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay.
Durante la intervención del ministro de Economía en el quincho de la residencia presidencial, en Chapadmalal, Prat-Gay ensayó otra autocrítica a mitad de camino: dijo que el situación del Estado recibida hace casi un año resultó mucho más dramática que lo esperado.
Exposiciones. Desde las 8 de la mañana y con un formato similar al de las charlas TED, expusieron algunos de los 35 dirigentes elegidos por el gobierno: veinte ministros; un grupito de funcionarios; la vicepresidenta, Gabriela Michetti; el jefe de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó; el presidente del Senado, Federico Pinedo; más los radicales y titulares de sus bloques, Angel Rozas (Senado) y Mario Negri (Diputados).
En el quincho central de la residencia construida por Juan Perón en 1947, Macri escuchó el balance y los planes a futuro de sus funcionarios. Las presentaciones se dividieron en módulos (producción, economía, infraestructura e inserción internacional), con exposiciones de los ministros involucrados más o menos directamente en esos temas. Al principio les tocó a Prat-Gay, Rogelio Frigerio (Interior), Francisco Cabrera (Producción), Ricardo Buryaile (Agroindustria), Guillermo Dietrich (Transporte); la ministra de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra, y el coordinador del Plan Belgrano, José Cano.
Según reveló Gabriela Michetti en la conferencia de prensa de la tarde (la segunda y última del día), Mauricio Macri se dedicó a escuchar, preguntar y hasta discutir algunos puntos cuando una explicación ministerial no lo convencía.
Desde hace semanas, el Presidente sigue al detalle los proyectos de obra pública en marcha, participa en las reuniones temáticas mensuales de Casa Rosada y protesta en privado por las demoras en su reactivación.
Incluso hubo ministerios que fueron apuntados por el círculo del Presidente ante a su pobre desempeño en la gestión.
El cierre. La conclusión parcial de la cita, sin embargo, estuvo mucho más cerca de la continuidad que de la necesidad de un cambio, tanto de rumbo como de nombres propios en el gabinete.
“Nos faltan dos puntos para llegar a 10”, chapeó Prat-Gay, en referencia a la evaluación de Macri, quien había calificado al Gobierno con 8 puntos. “Seguimos así. Sólo tenemos que ajustar la dinámica y enfocarnos en lo que viene”, resumió un vocero PRO.
Esa consolidación del juego macrista es una forma de ignorar las voces que proponen un camino alternativo, como la expresada por el diputado Emilio Monzó.
El jefe de la Cámara de Diputados había exhibido una mirada estratégica diferente al proponer sumar dirigentes peronistas, entre críticas a la obsesiva apuesta comunicacional de Marcos Peña y Jaime Duran Barba. “Lo más importante es fortalecer Cambiemos”, confirmaron ayer Michetti y Esteban Bullrich a coro.