POLITICA
pese a las tensiones internas

Macri respaldó los operativos de Bullrich y Ocampo

Los diferentes estilos para reprimir las protestas en Congreso generaron rispideces entre la ministra de Seguridad y su par porteño. En la Ciudad, aseguran que la del lunes fue mucho más violenta que la anterior.

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Mauricio Macri evitó tomar partido sobre cuál fue su operativo de seguridad preferido: la mano dura del jueves 14 de diciembre frente al Congreso, dirigida de forma premeditada por la ministra Patricia Bullrich, o el despliegue del lunes pasado, al mando del ministro porteño Martín Ocampo, orientado inicialmente (pese a su desenlace posterior) hacia la contención de la protesta. Macri optó por una autocelebración genérica, diluyendo las diferencias entre ambos estilos.

Desde los ministerios de Bullrich y del radical-macrista Ocampo, sin embargo, defendieron orgullosamente lo hecho por cada uno. Esa suerte de tensión interna deja abierto el debate sobre qué actitud tomará el Gobierno frente a nuevos casos de protesta social.

“Vas para un lado, te cachetean de un lado. Vas para el otro, te cachetean del otro”. Con metáfora de violencia física, Macri resumió el minigiro que ensayó el Gobierno en el lapso de cinco días. Si bien ambos operativos presentaron un final parecido, sobre todo tras la intervención de la Policía Federal, el lunes a la tarde, en un principio se desarrollaron con una lógica casi opuesta. El cambio se debió en parte a la lluvia de críticas que había recibido la apuesta represiva de Bullrich el día de la sesión frustrada en Diputados.

Los cuestionamientos a la ministra, incluido cierto fuego amigo desde Cambiemos, no alcanzaron para bajar las acciones de la Piba. Al contrario, Macri la sigue bancando herméticamente. Ese apoyo, refrendado en el resultado de algunos focus group, es su principal reaseguro en un puesto al rojo vivo. “El presidente me apoya. Y a él le pareció perfecto lo que hicimos”, le comentó Bullrich a un asesor días atrás.

La ministra también entiende que el contraste entre operativos reforzó su perfil mano-durista. Y no le molesta que sea así. A diferencia de Ocampo, Bullrich ni siquiera se propone seducir al votante progresista, al que rechaza o tiene reparos sobre sus métodos.

El ministro de Seguridad y Justicia de Horacio Rodríguez Larreta, en cambio, se vio obligado a poner un énfasis casi corporativo en su felicitación a los policías porteños. Ante el dato de los 88 agentes heridos, el oficialismo quiso aplacar los rumores de malestar policial con la conducción. Desde el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad, circulan cadenas anónimas con quejas de algunos agentes por la supuesta degradación implícita en ese cambio de estatus.

Cerca de Ocampo aseguran que la protesta del lunes pasado fue mucho más violenta y organizada que la anterior. Y agregan, en una especie de defensa a las críticas por derecha, que la prohibición judicial de usar armas de fuego limitó su margen de acción y respuesta.

En las biografías de Bullrich y Ocampo también se inscriben sus diferencias. Tras una militancia en el peronismo revolucionario, la Piba reencarnó en garante a cara de perro del orden social. Con 13 años menos que Bullrich, Ocampo es un abogado radical de la UBA, más perfilado a la rosca judicial que al roce con las fuerzas de seguridad. Es uno de los dirigentes vinculados a Daniel “Tano” Angelici con visibilidad más alta y en 2005 fue pionero en pegar el salto desde la UCR hacia el PRO.