POLITICA
Cristina al poder: es una reeleccin sui generis

Menem: “En lugar del cambio necesario nos prometen más de lo mismo”

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Resulta evidente para los argentinos y el mundo que el nuevo período presidencial que se inaugura el lunes 10 de diciembre es una reelección sui generis. Las promesas electorales de "cambio" ya han sido reemplazadas por evidencias incontrastables de continuismo: la señora de Kirchner gobernará con el mismo personal, las mismas ideas y aplicando los mismos instrumentos (superpoderes", "emergencia económica", peso debilitado, INDEC manipulado, regulaciones, retenciones confiscatorias, centralismo fiscal, etc.) que empleó su marido durante estos cuatro años.

En su primer período, el gobierno kirchnerista obtuvo cinco fracasos fundamentales:

En primer lugar, el aislamiento internacional. La Argentina fue empujado a confrontar con casi todo el mundo y el gobierno convirtió en principal aliado internacional nada menos que al régimen venezolano del coronel Hugo Chávez.

En segundo lugar, la inflación. La Argentina tiene en la actualidad la tasa de inflación más alta del mundo, cabeza a cabeza con Zimbawe, Irán y, precisamente, Venezuela. Los dibujos estadísticos del gobierno en el INDEC no pueden disimular esta realidad.

En tercer lugar, la crisis energética, que es la consecuencia de la total imprevisión y de la falta de inversión en infraestructura. Así como en invierno faltó gas, y también electricidad, en verano habremos de padecer otra vez los cortes de energía, como ocurría en la Argentina a fines de la década del 80.

En cuarto lugar está la problemática de la seguridad, o mejor dicho de la inseguridad generalizada. El delito y el narcotráfico se adueñan de las calles en todas las ciudades argentinas y, especialmente, en el conurbano bonaerense ante la absoluta pasividad de las autoridades responsables, que se dedican a hostigar y degradar a las fuerzas de seguridad.

Y, en quinto lugar, está la corrupción. El caso Skanska, los gigantescos sobreprecios en las obras públicas, el escándalo de la bolsa descubierta en el baño de la ex ministra de economía, la valijas repleta de dólares interceptada a un agente venezolano en Ezeiza son apenas algunos episodios. Este es el régimen más corrupto de toda la historia argentina.

Frente a este panorama de devastación, haría falta producir un cambio drástico de dirección, pero lamentablemente es ilusorio esperarlo cuando lo que nos ofrecen es más de lo mismo. ¿Cuáles deberían ser los ejes de ese cambio?

En primer lugar, la reinserción internacional de la argentina. Esto requiere: fortalecer la relación con Brasil y trabajar para la consolidación del Mercosur; resolver rápidamente, mediante el diálogo y la negociación, los problemas creados con Uruguay; restablecer la asociación con Chile, garantizando el abastecimiento de gas; reanudar los vínculos estratégicos con Estados Unidos y los demás países del mundo desarrollado y realizar una fuerte apertura económica y comercial hacia China y los demás países del continente asiático.

En segundo lugar, tenemos que crear las condiciones adecuadas para promover la llegada de una nueva y gran oleada de inversiones productivas, como la que logramos atraer al país en la década del 90. Esto implica establecer un marco de estabilidad monetaria, de seguridad jurídica y de respeto a la ley, que permita recuperar la confianza nacional e internacional en el presente y en el futuro de la Argentina.

En tercer lugar, avanzar hacia la justicia social por el camino de la educación, que es la principal herramienta de inclusión social en este mundo signado por la sociedad del conocimiento.

En cuarto lugar, aunque tal vez habría que decir en primer lugar, impulsar la reconciliación nacional. Hay que terminar para siempre con la difamación permanente contra los adversarios políticos y el ataque sistemático a las instituciones fundamentales y fundacionales de la nación, como son la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas.

Fuente: DyN