POLITICA
REPRESOR

Menéndez, el genocida que también movía los hilos del fútbol

El fallecido represor quería utilizar los éxitos de Talleres de Córdoba como propaganda política.

Luciano Benjamín Menéndez
Luciano Benjamín Menéndez. | Cedoc

El represor Luciano Benjamín Menéndez, que murió el martes a los 90 años, fue uno de los principales jerarcas de la última dictadura, lapso en el que además de cometer delitos de lesa humanidad quiso influir en el fútbol local. El represor era hincha de Talleres de Córdoba, que hace 40 años estuvo a solo diez minutos de consagrarse campeón por primera vez en su historia.

El 25 de enero de 1978 derrotó 2-1 como local a Independiente, que jugaba con tres jugadores menos después de ser expulsados. Cuando el resultado parecía sellado, Independiente alcanzó un empate heroico con un gol marcado por su máximo ídolo, Ricardo Bochini, y así logró el título que correspondía al campeonato de 1977. El periodista Claudio Gómez reconstruye esta final en su libro El partido rojo, editado en 2017 por Planeta.

"Antes de empezar el partido, Menéndez estuvo en el vestuario del árbitro Roberto Barreiro y ahí pidió reunirse con los entrenadores de cada equipo y los presidentes de los clubes", recordó Gómez en una entrevista. Durante el partido, el árbitro sancionó, según Gómez, un penal polémico y un gol marcado con la mano para Talleres, además de expulsar a tres futbolistas de Independiente: los defensores Enzo Trossero y Rubén Galván, y el volante Omar Larrosa, que ese año integraría la selección argentina que ganó el Mundial ‘78.

"Menéndez, que era amo y señor de la dictadura en Córdoba y de otras nueve provincias, quería utilizar los éxitos de Talleres como propaganda política para llegar a la presidencia del país", explicó Gómez. Dos años antes de la final ante Independiente, el 24 de junio de 1976, Menéndez organizó un partido amistoso entre Talleres y un equipo integrado por oficiales, suboficiales y soldados del III Cuerpo del Ejército a su mando.

El encuentro se disputó en el campo deportivo de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada de Córdoba. Luego del partido, futbolistas, dirigentes y militares compartieron una comida. Según el relato de Gómez, Menéndez le había prometido al entonces presidente de Talleres, Amadeo Nuccitelli, que si el equipo cordobés derrotaba a Independiente lo propondría como candidato a presidente de la AFA.

Un año después de la final, el que asumió la presidencia de la AFA fue Julio Grondona, que estaba al frente de Independiente y permaneció como máximo dirigente del fútbol argentino durante 36 años. "Grondona siempre le agradeció a Bochini su gol frente a Talleres porque le había permitido llegar a la AFA", relató Gómez. Con el paso de los años el gol de Bochini en la final frente a Talleres significó, según Gómez, "un acto de resistencia involuntaria contra la dictadura".

Tras la frustración deportiva de Talleres, Menéndez continuó siendo uno de los principales exponentes de la dictadura que dejó 30.000 desaparecidos, según los organismos defensores de los derechos humanos. Aspiraba a suceder a Videla al frente del régimen y representaba al ala dura militar. Fue uno de los impulsores de una guerra con Chile en la disputa territorial por el Canal del Beagle, que finalmente se evitó por la intermediación del papa Juan Pablo II, y cuando trató de rebelarse en 1979, fue arrestado y pasado a retiro.

Tras la vuelta de la democracia, fue juzgado por los crímenes cometidos en el ámbito del III Cuerpo del Ejército, con sede en Córdoba. En los diferentes procesos judiciales llevados a cabo había recibido 13 condenas a prisión perpetua. En la megacausa judicial por delitos de lesa humanidad en los centros clandestinos de detención "La Perla" y "La Ribera" de Córdoba, reivindicó la actuación de la dictadura: "No hubo represión ilegal alguna", aseveró en 2016, al asegurar que "en la Argentina hubo una guerra internacional entre la patria y el marxismo".