POLITICA
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Natalia: “Seguro que Arroyo Salgado no cree que soy chanta”

La testigo del caso Nisman reconoce que puede haber diferencias en sus testimonios pero las atribuye a que fue más “puntillosa” ante la Justicia.

Complicada. “Lo que estoy viviendo es una mierda”, confiesa. Dice que tuvo que dejar su trabajo, mudarse y que no puede dormir a la noche.
| Cedoc

El mensaje de “estado” del WhatsApp de Natalia Fernández ayuda a entender cómo se siente por estos días: “Prefiero quemarme, que apagarme lentamente”. Jura que ese mensaje lo tiene desde antes de que saliera a hablar públicamente y sembrara muchas dudas sobre el procedimiento judicial del día en que apareció el cuerpo sin vida del fiscal Alberto Nisman. Pero decidió no cambiarlo.

Natalia hoy vive días difíciles: tuvo que mudarse de su departamento, está asustada, dice que fue amenazada y que tuvo que dejar de ir a su trabajo. “Tengo custodios, mi departamento está dado vuelta por peritos ya que me pasaron cosas...”, confía en diálogo con PERFIL, y pide ayuda: “Yo esperaba más apoyo de todo el mundo”.

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Natalia Fernández fue testigo ocasional del primer operativo que hizo la Justicia en el departamento de Nisman, el 19 de enero a la madrugada. Sus declaraciones, en las que dudaba de la seriedad del procedimiento, desataron una tormenta de especulaciones sobre la rigurosidad con que actuaron las fuerzas de seguridad, coordinadas aquella noche por la fiscal Viviana Fein, la misma que el viernes pasado la acusó de haber “rectificado” algunos de los elementos de su denuncia periodística una vez que fue citada a declarar. “Ustedes (los periodistas) le creen a un comunicado de Viviana Fein sobre mi declaración con ella, pero mi declaración ni yo la tengo, pedí copia pero me dijeron que no. Sólo en este país te toma declaración la misma persona que te dice ‘mentirosa’ por desacreditar su forma de trabajo”, se defiende Fernández.

La testigo reconoce, de todos modos, que pueden haber existido diferencias entre lo que le contó a una periodista de un matutino y lo que declaró esta semana: “Puede que entre lo que le dije a Clarín y lo que declaré haya diferencias, porque fui mucho más puntillosa con horarios y demás (en la declaración), pero no cambié mi relato en sí. Más que nada mi problema de memoria es con los horarios”, aclara, muy enojada con las acusaciones que recibió desde la fiscalía de Fein. “Seguro que Arroyo Salgado no cree que soy una chanta”, dispara, filosa, creyendo que la ex mujer del fiscal, crítica del procedimiento que hizo la fiscal, le ofrecería su respaldo.

Natalia: “Tengo custodios, mi departamento está dado vuelta por peritos ya que me pasaron cosas...”

Natalia asegura que desde hace varios días no puede dormir, que se siente presionada y que incluso tuvo que alejarse de su hogar. “Lo que me está pasado es una mierda”, se enoja después de contar que tuvo que abandonar su departamento porque está siendo peritado porque, por ejemplo, le desapareció una tarjeta que le había dado un representante de Amnistía Internacional, que le ofreció sus servicios legales. “No estoy en ninguno de los lugares donde todo el mundo piensa que voy a estar”.

Además, la testigo se mostró enojada con todo lo que se dice de ella en los medios. “Están haciendo un montón de vinculaciones con respecto a mis posturas políticas, de una abuela que apareció que no es mi abuela, a un vecino de la SIDE que desconozco si es así; son fabulaciones de gente que intenta desacreditar la verdad, y eso es una atentado contra la democracia”, se queja, y asegura que no tiene inclinaciones políticas.  Molesta con aquellos que dijeron que su verdadera intención era ir a bailar en el programa de Marcelo Tinelli, dice que rechazó todos los ofrecimientos que tuvo de salir en la televisión, incluso en el programa de Mirtha Legrand. Aunque sí dará una entrevista esta noche. Jura que no busca fama y que sólo habló con la prensa en busca de protección de la policía (hoy tiene custodia de la Policía Federal).  

En las últimas horas se ocupó de tejer la estrategia para defenderse legalmente. Estuvo algunos días sin abogado, y recién ayer logró conseguir un representante. Es durísima con Sebastián Smoler, el letrado que habló en su nombre: “Lo llamé 400 veces y no me respondió porque estaba dando notas desde temprano. Es un chanta”.