El Gobierno ya negocia con sectores del peronismo los votos necesarios para iniciarle el juicio político en el Congreso a la procuradora general, Alejandra Gils Carbó. Mauricio Macri se convenció a lo largo del verano de que el futuro judicial de su gobierno se juega en gran medida en las manos de Gils Carbó, y ordenó a sus funcionarios ensayar todos los caminos para desplazarla.
La estrategia es reflotar los votos que se habían tejido el año pasado con legisladores del PJ y de Sergio Massa para fijar un límite al mandato de la Procuración, hasta que Elisa Carrió pateó la mesa y quedó en la nada. Era el sendero que había elegido el ministro de Justicia, Germán Garavano, para forzar la salida de Gils Carbó. Pero pesó más el malestar de Carrió por la decisión del macrismo de acordar con Massa, y la estrategia fracasó.
Garavano había impuesto su postura luego de que Macri descartara la idea de echar a Gils Carbó por decreto. Aquella posición, que buscaba aprovechar la novedad y el desconcierto que había generado el triunfo de Macri, era defendida, por ejemplo, por el diputado Pablo Tonelli. Pero finalmente fue desechada frente a las opiniones de quienes creían que iba a terminar por frustrarse con una medida cautelar.
El avance del juicio político va ahora acompañado de las usinas que se activaron para buscar los flancos débiles de Gils Carbó. De allí surgió, por ejemplo, la denuncia anónima que llegó al fiscal Carlos Rívolo por la venta de un inmueble que se vinculó al ex esposo de la procuradora. Las dudas de Macri en torno a Gils Carbó se disiparon el 1º de marzo, cuando el fiscal Jorge Di Lello pidió que se abriera una causa judicial para investigar al Presidente por los negocios familiares en la venta de la firma Macair Jet. La coincidencia de la presentación del fiscal con el discurso presidencial ante la Asamblea Legislativa provocó la furia de Macri.
Pero la armonización budista que practica el jefe de Estado para mantener la calma quedó definitivamente de lado cuando se enteró de que Di Lello había justificado su presentación con el argumento de que había pasado por el Congreso y, ante la falta de movilización popular, no se percató de que el Presidente estaba ante la Asamblea Legislativa. “Había gente que pasaba por el Congreso y no sabía por qué había tanta Gendarmería”, ironizó Di Lello al ser consultado por el programa Animales sueltos.
Macri había escuchado la misma ironía de parte de dirigentes kirchneristas, y convocó a sus operadores para activar una estrategia final contra la procuradora. Un camino que lo deposita ahora directo en la mesa del peronismo.