En las últimas horas tomó uno de los tantos vuelos que lo llevan, varias veces al año, a Estados Unidos y se alejó, solo de manera física, de la Casa Rosada. No estará en Buenos Aires hasta fin de mes. Sin embargo, Nicolás “Nicky” Caputo, el empresario y mejor amigo del presidente Mauricio Macri, volvió a la escena del poder con dos objetivos: que haya más cambios de gabinete y colaborar para que se ordene, finalmente, la economía en plena crisis cambiaria.
Caputo es hoy, junto a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el principal animador de avanzar con más cambios de nombres y caras, pero también de estructura, en el gobierno nacional. Además, es muy crítico del jefe de Gabinete, Marcos Peña, a quien le adjudica el optimismo permanente que emanó los primeros dos años de la boca, y el Whatsapp, de Macri.
“Marcos le dice al Presidente que está todo bien y que el camino está perfecto”, le dice a sus íntimos el empresario, uno de los hombres que armó el PRO cuando ni siquiera había llegado a gobernar la Ciudad. Caputo sostiene que parte del daño de credibilidad que sufre la Casa Rosada tuvo que ver con un optimismo que no se verificaba en la realidad. Incluso, sin ánimo de pelear, se ha enojado con su mejor amigo, el Presidente, por este tema.
Actualmente volvió, tras dos años alejado (en parte por decisión propia, otro tanto por el propio Peña), a la mesa del poder real del macrismo. Junto a Vidal y Larreta, anima dar un nuevo golpe de efecto y modificar el sistema de decisiones, en particular licuar el poder de Peña con sus dos vicejefes de Gabinete, Mario Quintana, y Gustavo Lopetegui (a quien apodó “Mr. Excel”). Para Caputo ese sistema fracasó. Hoy se necesitan menos ministros pero muy poderosos, afirma ante sus interlocutores.
Por otro lado, ve con preocupación al gabinete tal como está. Asegura que, en muchos casos, son “mini- ministros” que no tienen un lugar de poder real y que terminan reportando a la poderosa estructura de la Jefatura de Gabinete. Lo nota también en su trabajo como cónsul ad honorem de Singapur. Como ejemplo, el canciller Jorge Faurie cree que funciona como un apéndice del secretario de Asuntos Estratégicos, y hombre de Peña, Fulvio Pompeo. Otro caso que suele mencionar: la influencia de Luis “Toto” Caputo en la economía, incluso por encima del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Antes de partir a Norteamérica, entre almuerzos en un reconocido restaurant de Sushi en Barrio Parque y sus oficinas en el Bajo Belgrano, entre sus colaboradores afirmó que es imprescindible armar un acuerdo con el PJ y diagramar “políticas de Estado” de largo plazo. Una coincidencia con sus amigos Rogelio Frigerio (suelen desayunar por Belgrano) y Emilio Monzó, con quien comparte cenas en compañía de sus mujeres.
Pero hoy su apoyo más fuerte es para el jefe de Gobierno porteño y para la gobernadora bonaerense. El vínculo con Larreta es fluido y tiene años: Bárbara Diez fue la wedding planner de la boda del empresario. Cuando Larreta era jefe de Gabinete porteño hablaban a diario. Nunca dejaron de frecuentarse. El empresario ve en Larreta el futuro del PRO.
Por su lado, con Vidal la relación es más distante. Solo estuvieron juntos, a solas, dos veces desde que es gobernadora y, mientras era funcionaria porteña, apenas se cruzaban en eventos sociales o cumpleaños de dirigentes del PRO. Hoy la crisis económica y el rumbo político del Gobierno los tiene unidos como nunca.