POLITICA
encuentro en el congreso

Nisman exige que la reunión en el Congreso sea reservada

El fiscal teme que si la audiencia con los diputados es abierta, el kirchnerismo genere un escándalo. Enfrentamiento en la ex SIDE.

Espias. El fiscal denunciará en la Justicia operaciones de agentes de la Secretaría de Inteligencia.
| Marcelo Silvestro

El fiscal Alberto Nisman se encerró desde ayer en su casa para preparar la exposición que presentará ante el Congreso. Está dispuesto a revelar ante los legisladores operaciones de inteligencia de miembros de la ex SIDE que respaldarían su denuncia contra Cristina Kirchner, su canciller Héctor Timerman y otros dirigentes, por supuestamente haber montado una estrategia para deslindar a Irán del atentado a la AMIA.

Pero la reunión de la Comisión de Legislación Penal aparece envuelta en una polémica que podría terminar por frustrarla. Cerca del fiscal temen que el kirchnerismo provoque un escándalo para desacreditar sus acusaciones. El encuentro lo coordinó la presidenta de la comisión, Patricia Bullrich, quien acordó con Nisman que debía ser de carácter reservado. Pero ayer, diputados del kirchnerismo decidieron formar parte del evento a condición de que sea público. Vamos a salir con los tapones de punta, anticipó la siempre leal Diana Conti. Según pudo averiguar PERFIL, Nisman aceptaría presentarse solamente si se mantiene la reunión como reservada. De esta manera, la búsqueda de justicia por el atentado terrorista que dejó 85 víctimas el 18 de julio de 1994 corre riesgos de quedar de nuevo cubierta por los cruces de una batalla política.

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“Si es reservada, va a darnos información más relevante, pero si es pública, no sé si habrá algo extra a lo ya conocido, porque no quiere correr el riesgo de que después el oficialismo lo recuse”, explicó una fuente parlamentaria. De concretarse el encuentro reservado, Nisman va a llevar las 300 páginas que conforman la presentación que hizo ante la Justicia, en la que asegura tener probado que el Gobierno armó una estrategia con el fin de “fabricar la inocencia de Irán para saciar intereses comerciales, políticos y geopolíticos de Argentina”. En esas fojas estarían relatadas las operaciones de inteligencia que, según lo que denunció el titular de la Unidad Fiscal AMIA, sostendrían que agentes de la Secretaría de Inteligencia (SI) formaron parte de este entramado, cumpliendo órdenes oficiales que llegarían hasta la cima del Poder Ejecutivo. De todas formas, Nisman no podría contar esa información mencionando nombres o cargos, porque violaría la Ley 25.520 de Inteligencia Nacional. Por eso le tiró la pelota al Gobierno y le exigió que desclasifique esos archivos.

Según trascendidos, esos datos apuntarían a agentes del sector conducido por Fernando Pocino, conocido dentro de la SI como “Reunión” (por su cargo de director de Reunión Interior). Estos días circuló el rumor de que agentes de ese grupo habían renunciado después de conocerse la denuncia. Se trata del sector enemistado al liderado por Jaime Stiusso, quien fue desplazado del organismo hace un mes por la Presidenta. A esa cruda interna apunta el oficialismo para intentar contrarrestar el efecto político de la imputación de Nisman.

Fuentes que conocen el mundo de los servicios de inteligencia aseguran que dentro del organismo no podían desconocer la investigación que dio a conocer esta semana el fiscal, por lo que abonan la teoría de que los cambios en la SI estaban vinculados a este tema. No iban a poder domesticar a Stiusso y menos a Nisman, afirman. El vínculo entre el agente y el fiscal es de público conocimiento, al punto de que la causa que elaboró Nisman está basada en el informe AMIA que armó Stiusso. Avalado todo por el matrimonio Kirchner.

Las actuaciones de los agentes de la SI y el contenido de las escuchas telefónicas que sirvieron para fundamentar la presentación de Nisman son los principales interrogantes que la oposición espera que se develen el lunes. Incluiría también pinchaduras de correos electrónicos e información proveniente de organismos de inteligencia extranjeros.

La necesidad de ver esas pruebas es lo que lleva a sectores de la oposición y de la dirigencia comunitaria a actuar con cautela. Creen en la verosimilitud de la denuncia, pero quieren escuchar a Nisman y ver qué pruebas tiene, atentos a que la denuncia reviste una gravedad institucional.