POLITICA
La muerte del fiscal

Nisman: Lagomarsino, cerca de ser procesado

“Tengo terror de ir preso”, dijo en la puerta de los tribunales federales. Cada 15 días se presenta en el juzgado donde se lo investiga como participe de ese “plan criminal”.

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‘Participe necesario’.Le pesa la sospecha de haber colaborado en el supuesto crimen de su jefe. | Cedoc Perfil
A un año y 11 meses de la muerte de Alberto Nisman, Diego Lagomarsino espera que esta semana el juez federal Julián Ercolini defina su suerte en la causa judicial en la que se lo acusa de ser partícipe necesario del homicidio de su jefe. El asesor informático le prestó a Nisman el arma con la que se disparó el tiro que acabó con la vida del titular de la UFI-AMIA, cuatro días después de que el fiscal denunciara a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner por supuestamente encubrir a iraníes prófugos por la voladura de la mutual judía.

Aunque Lagomarsino haya dicho una y otra vez que Nisman le había pedido el arma para proteger a sus hijas de “algún loquito” y que con su jefe tenía una “relación de amo-esclavo”, el juez Ercolini tiene un escenario claro: hay un arma, una entrega, una salida y una muerte. Según la pericia de Gendarmería, esa muerte fue consecuencia del obrar de dos personas que habrían drogado con ketamina al fiscal y lo habrían ejecutado en el baño de su departamento, buscando simular un suicidio.

“Natalio Alberto Nisman fue víctima de un homicidio”, sostuvo el fiscal Eduardo Taiano en su último dictamen. Habló de un “plan previamente acordado” para terminar con la vida del fiscal. Lagomarsino ya fue indagado por el juez federal Julián Ercolini como presunto “partícipe necesario” del homicidio.

 Lo que salva a Lagomarsino de ser acusado de haber matado a Nisman es que lo vieron salir del edificio y que Nisman llamó a su madre, Sara Garfunkel, tiempo después, a las 23.52 de ese sábado, señalaron fuentes judiciales.

“Tengo terror de ir preso”, dijo Lagomarsino el jueves pasado a una periodista, en la puerta de los tribunales federales. Cada 15 días se presenta en el juzgado donde se lo investiga como participe de ese “plan criminal”. Desde principios de noviembre, vive con una tobillera electrónica con GPS que monitorea sus pasos –aunque ya tenía custodia– y no puede alejarse más de cien kilómetros de su domicilio. Cualquier movimiento en contrario lo pondría tras las rejas.

Fuentes judiciales indicaron a PERFIL que un eventual procesamiento de Lagomarsino no haría peligrar su libertad, precisamente porque tiene esa tobillera. “Si hubieran querido meterlo preso, ya lo habrían hecho en ese momento”, dicen. Pero, de todas maneras, en tribunales ya nadie puede quedarse muy confiado.

“No me importa cómo murió Alberto Nisman, igual me cagaron la vida”, dijo Lagomarsino en su indagatoria.

Además de la situación del técnico informático, el juez debe resolver si procesa a los cuatro custodios que estuvieron a cargo de la seguridad del fiscal el sábado 17 y el domingo 18 de enero de 2015: Rubén Benítez –quien ratificó que Nisman le había pedido que comprara un arma ese mismo sábado–, Néstor Durán, Luis Miño y Armando Niz están acusados de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. En el fin de semana de “mayor exposición pública de Nisman”, y teniendo en cuenta “la gravedad” de su denuncia, la custodia abandonó “su posición durante la tarde del sábado” y “volvió a dejarlo solo” el domingo por más de 15 horas, dijo la fiscalía.

El fiscal sostiene que los autores del crimen y quienes dieron la supuesta orden “aún no han sido identificados”.