POLITICA
guillermo dietrich

“Nunca nadie me pidió algo por una obra”

No lo incomoda que el primo de Macri tenga contratos con el Estado. Y cree que Duran Barba es “de los que mejor entienden la dinámica de la política argentina”.

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Ministro. Dice que el gobierno anterior dejó “un país con desequilibrios por todos lados”. | Gza. ministerio de transporte

En el pequeño despacho del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, llaman la atención un avión en miniatura de Aerolíneas, una bicicleta plegable y una gran cantidad de papeles apilados sobre una mesita ratona. Desde allí, durante casi una hora, habló con PERFIL.

—¿Se equivocó el Gobierno al enviar el proyecto de Ganancias sin consenso con el PJ?
—Nos dejaron un país con desequilibrios por todos lados, como Ganancias. Todos estos diputados que ahora votan y se escandalizan estuvieron en el gobierno anterior y no hicieron absolutamente nada. Hablé con algunos gobernadores y están preocupados por la obra pública.

—Macri se quejó de la subejecución de las obras.
—En la obra pública, todos los contratos eran una catástrofe: gran parte estaba parada porque el kirchnerismo no tenía plata. Vialidad tiene un presupuesto de $ 22 mil millones y tenía $ 14 mil millones de deuda. Les dijimos a las empresas que íbamos a pagar pero algunas obras, como las de Lázaro Báez, eran un escándalo y había que darlas de baja. Recibimos obras prometidas por $ 140 mil millones que no se iban a hacer nunca. Cada área se recibió con distorsiones.

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—¿Lo incomoda que Calcaterra, el primo de Macri, tenga el soterramiento del Sarmiento?
—No, las reglas son iguales para todos. En la deuda global estaban desde Cristóbal López hasta Calcaterra. Y les quitamos $ 8 mil millones de intereses que reclamaban. Salimos de un sistema donde José López definía quién cobraba primero, que era siempre Lázaro Báez. Antes se adjudicaba por 15% más del presupuesto; hoy en algunos casos un 20% menos. Con el sistema actual, que gane cualquiera es indiferente. Queremos trabajar sin que haya “mesas” ni “acuerdos”.

—¿Le ofrecieron arreglos con la obra pública?
—No. Saben cómo pienso. Antes de asumir fui a la Cámara de la Construcción y les dije: “Acá no nos van a dar ni un pancho ni una Coca a nadie porque los pongo presos”. Nunca nadie en siete años me pidió algo por una obra.

—¿La gestión Randazzo fue buena?
—Se concentró en los trenes. Ahora, yo sólo puedo estar en un gobierno donde sé que la gente es honesta. En lo ferroviario, el principal cambio fue por inseguridad, y la falencia es el sistema de frenos manuales. En ese tema no se hizo prácticamente nada. Cuando dejemos el gobierno, el 100% de los trenes va a frenar automáticamente. Rescato la transición y algunos funcionarios que mantuvimos.

—¿Se reúne con Duran Barba?
—Sí, tenemos muy buena relación, lo respeto, y es de las personas que mejor entienden la dinámica de la política de la Argentina. Fue uno de los responsables del Metrobus de 9 de Julio porque, en un proceso en el cual gran parte del Gobierno estaba en desacuerdo, Jaime me ayudó a generar la confianza.

—¿Comparte con Monzó que no conoce la política territorial?
—Lo que tiene Jaime, y muchos en el PRO, es una visión distinta de la política. No hay ninguna posibilidad de transformar la Ciudad sin hacer política. Con el Metrobus de 9 de Julio nos criticaron Massa, Scioli, y hasta Cristina dijo que no nos metamos con los árboles. Hacemos política desde ese lugar: la cercanía. La forma tradicional de hacer política ha sido un fracaso y generó un 30% de pobres.

—Pero hay muchos del PRO que piensan en la política tradicional.
—Es un equipo diverso. Para mí no hay una disociación entre política y gestión. Y el ciudadano cambió: hoy mis hijos casi no miran TV. Puedo hacer un acto para 100 mil personas en cadena nacional y no lo van a ver. Sí, si me comunico bien con ellos por Facebook, Twitter o Instagram. El cambio de horario del contracarril de Avenida del Libertador los sábados lo vi en un mensaje de Twitter.

—Pensando en 2017, ¿abriría Cambiemos al PJ?
—Dentro de Cambiemos hay mucha gente que vino del peronismo. No pondría a un ex ministro del kirchnerismo porque ya fracasaron como gobierno. Salvo el caso de Lino (Barañao), que se integró muy bien, me tocó dormir con él en el retiro. La primera noche nos quedamos tomando un vasito de whisky y tuvimos una muy linda charla.

—¿Cómo ve las legislativas?
—La elección del año que viene depende de nosotros.

—Otra vez el discurso de Marcos Peña.
—¡No, es la verdad! La elección de 2015 dependió de nosotros: nos matamos fiscalizando, mi grupo consiguió 10 mil voluntarios, autos y logística. Eso es gestión en la política. Sin eso hubiéramos perdido. Me peleé con muchos que me decían que no se podía ganar sin el PJ.n