POLITICA

Ocaña: "Moyano, como Yabrán, quiere el poder para tener impunidad"

La ex ministra cree que el lider de la CGT, al igual que el difunto empresario,quiere garantizarse la impunidad y más dinero. Qué dijo sobre el exhorto suizo.

default
default | Cedoc

Graciela Ocaña asumió como diputada en 1999 y ocupó su banca hasta 2004; fue la responsable del PAMI desde enero de 2004 hasta diciembre de 2007 y titular del Ministerio de Salud entre diciembre de 2007 y junio de 2009.
Recordamos estas fechas por el peso que representan dentro de las denuncias de Ocaña. Ella es una mujer serena y por eso mismo quisimos saber de sus reacciones:

—¿Cómo se sintió cuando Moyano declaró: “Nosotros queremos el poder”?

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—Escucharlo me hizo recordar la oportunidad en la que Yabrán dijo que “poder es impunidad” y me parece que es la comprensión de una cosa: Moyano quiere el poder que significa la impunidad y, quizá, más dinero. Y me parece que no es una interpretación apropiada. Porque ¿para qué quiere alguien el poder? Esto debería, creo yo, traducirse en usarlo para mejorar la vida cotidiana de la sociedad; que todos estén mejor y que las condiciones de institucionalidad sean óptimas. El poder podría lograr construir una sociedad con provecho social y, desde un punto de vista personal, considero que el poder es interesante por medio de esta perspectiva. La verdad es que es muy difícil detentar poder. ¿Por qué? Porque significa una gran responsabilidad. Un gran peso. Ser responsable de muchas personas, de todo cuanto les ocurre y, para esto, hay que estar psicológicamente preparado.

—¿Y usted, en su momento, estaba preparada para asumirlo?

—Yo no tuve un gran poder, pero sí responsabilidad, como en el caso del PAMI. A mí me han amenazado varias veces pero creo que la peor amenaza que he recibido en mi vida fue cuando unos prestadores de Córdoba decidieron hacer un boicot. Es decir, no dar prestaciones a los jubilados. Ni aun las de urgencia. En aquel momento, si yo no accedía a aumentarles los valores que se les pagaban, ellos aplicarían ese boicot. Y le confieso que, frente a esa situación, yo pasé el peor momento de mi vida porque no era una amenaza hacia mí sino hacia las personas a las que yo debía cuidar. Por supuesto que a nadie le gusta que lo amenacen. Cualquiera que ha sido amenazado siente bronca, miedo. Se mezclan situaciones y sentimientos. Pero aquélla fue la peor circunstancia por la que he pasado.

—Mientras usted fue ministra de Salud, enojó mucho a Moyano.

—Sí, fue siendo ministra. Moyano se enoja con gran facilidad. Sobre todo cuando yo le dije “no”.

—¿En qué circunstancia?

—Bueno, yo me negué a su intención de manejar los recursos de las obras sociales a su gusto y “piacere”. La verdad es que, hasta aquel momento, ellos lo habían hecho. Justamente por esto, el señor Héctor Capaccioli (ex superintendente de Salud) está procesado y se vincula a los bienes del Fondo Solidario Permanente, y la ley indica muy claramente cómo deben repartirse. Sin embargo, habían generado mecanismos que yo no aprobaba. Por ejemplo, a través de supuestos programas de prevención en los que se repartían estos fondos. Pero no lo hacían en forma similar para todas las obras sociales. Solamente los repartieron entre 52 obras sociales de los amigos del poder. A Moyano no le gustó nada que yo le dijera que no. A raíz de esto tuvimos una gran discusión el 1º de enero de 2009 y a partir de ese momento me convertí, más o menos, en su enemiga.

—¿Cuántos millones impidió usted que Moyano usara?

—Anulé 100 millones. Pero la discusión no era solamente por esos 100 millones sino por los casi 3 mil millones que tenía el Fondo Solidario Permanente y que querían repartir. Lamentablemente, la Presidenta firmó el reparto de 250 millones (no sé si esto se hizo efectivo) pero con la posibilidad de que fueran mil millones en todo el año. Y esto es claramente preocupante porque los fondos, que son aportes, tributos obligatorios, que todos los trabajadores hacen para garantizar su salud y la de su familia y que son administrados por las obras sociales sindicales, son parte del sistema de salud. Son parte de los fondos para garantizar la salud de todos los argentinos. Quizá podrían utilizarse de otra forma. Nosotros, por ejemplo, habíamos planteado, a través de un proyecto de ley, la formación de recursos para el sistema de salud. Y uno de los recursos más típicos del sistema son las enfermeras. En aquel momento (2008) nuestro proyecto de ley (por supuesto que con el aval de la Presidenta) se refería a la formación de 40 mil enfermeras en un plazo de seis años. Esto permitía equiparar la relación de que en Argentina, por cada médico, hubiera una enfermera universitaria. Esto mejoraría muchísimo el sistema de salud, y lo que propusimos fue, para financiarlo, becas, generar lugares de trabajo para jóvenes y convenios con todas las universidades públicas. Esto se lograba a partir del aporte de 8 pesos por cada afiliado a las obras sociales, al PAMI, y por supuesto a partir de los fondos que la Nación y las provincias ponían para la formación de recursos humanos. La verdad es que 8 pesos al año era muy poco. Y allí tuve el primer “no”: Moyano y los dirigentes sindicales se enojaron mucho porque no querían financiar el sistema con esos fondos a los que todos aportamos. Pretendían que el Estado los financiara. Pero esos recursos (que luego emplea el Estado) también son usados por las obras sociales. El 1º de marzo la Presidenta tomó la decisión de sumar a las mamás embarazadas a partir de los tres meses. Es decir que esas mamás también cobraran el subsidio a partir del compromiso de hacerse los controles correspondientes.

Siga leyendo esta imperdible entrevista en la edición impresa de diario PERFIL