Hace casi tres años, al segundo día de llegar a Junín, el Jefe de Prensa del municipio, Javier Gabrielli, me llamó para quejarse de una nota que no le gustaba. Sin conocer la idiosincrasia del lugar, pedí disculpas y al otro día salió un comentario “reparador”. Fue la única y última vez que me presté al juego. A partir de ahí, el diario LA VERDAD se dedicó a denunciar, no sólo los hechos de corrupción local, sino temas ligados al narcotráfico.
Junín, como tantas otras zonas de la provincia de Buenos Aires, lentamente se está convirtiendo en México. Lugares de buen poder adquisitivo, con fácil acceso a la ciudad; en síntesis: la base de operaciones perfecta.