Llegó el día de la presentación del nuevo canal K 360TV y, con ella, la prometida entrevista con el protagonista de uno de los escándalos más resonantes de los últimos meses: el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni.
Los avances prometían una nota en la q ue se le preguntaría “de todo”, según las promesas del periodista Darío Villaruel, a pesar de los continuos guiños a favor del magistrado. Finalmente, la entrevista comenzó con una defensa de juez, “vapuleado por la prensa amarilla”.
“Hubo una clara tentativa de desestabilizarme”, aseguró Zaffaroni. Bastante más relajado que en declaraciones anteriores sobre el escándalo que lo rodea en torno al funcionamiento de prostíbulos en departamentos de su propiedad, el magistrado relacionó el caso con su rol en la Justicia. “Todos los que asumimos una función pública corremos estos riesgos”, estimó, mientras intentó relativizar el impacto de la primicia de Perfil.com en su imagen pública. “Yo ya estoy más para el lado del arpa que del violín, pero a alguien que no tenga esta experiencia lo destroza”, afirmó.
El ministro de la Corte afirmó que envió un informe a Diputados y prometió agregar información sobre la cuenta radicada en Suiza a su nombre. “Esta todo perfectamente claro. Es todo legal”, remarcó. “Uno está tranquilo porque sabe que no pasa nada. No tengo un cadáver adentro del ropero”, ironizó.
De todas maneras, el juez no evitó expresar su molestia por el alcance de la polémica en la Corte. Hace poco más de una semana, el juez ofreció una conferencia de prensa en la Universidad de Buenos Aires, donde habló de su intención de renunciar a su cargo, antes de que estallara el escándalo. “Me frustran un proyecto de vida, personal, que era volver a la vida académica”. “Si me voy ahora, la gente va a decir ‘se fue porque se asustó”.
“Esto no es sólo contra mí”, afirmó Zaffaroni, al tiempo que señaló que “esto se lanza contra la institución”. "De un problema de consorcio pretenden hacer un problema político", agregó.
Consultado sobre si hará juicio a los medios que reprodujeron el caso de los prostíbulos, el magistrado reconoció dudar al respecto. “De momento, no tengo muchas ganas. No tengo ganas de perder tiempo”, comentó. “No confío mucho en la Justicia en ese sentido”, bromeó. “Nunca hice un juicio a un periodista o a una empresa periodística, y espero no hacerlo”, remarcó.
La relación con los medios. El juez se quejó de la relevancia dada por los medios al caso, aunque intentó repetidas veces de aclarar que “no fueron todos los medios”, sino “un sector de prensa muy amarilla”.
“Hay zonas grises en la ética periodística”, opinó Zaffaroni. “El periodismo serio tiene que tratar de no contaminarse. Al mezclarse con el amarillo, pierde identidad”, argumentó. “Un periodismo que responde a una ideología, tiene límites éticos”, destacó el juez, para quien “los medios construyen la realidad”.
Más mirás, más defendés. La nota se convirtió prácticamente en un férreo alegato en favor del juez. “La otra vez fue al teatro y la gente se puso de pie. ¿Por qué no nos cuenta esto?”, preguntó Villaruel. “Si, fue en el Cervantes”, contestó el ministro.
“Yo no provoqué esto”, dijo Zaffaroni. “No quiero hacer de esto una epopeya ni quiero trabajar de víctima”, remarcó, mientras dejó clara una advertencia: “Inventen lo que se les dé la gana, que no voy a responder a nada”.
Hacia el final, Villaruel (que además de periodista, es abogado) profesó su admiración por el juez. “En nombre de los que alguna vez estudiamos con sus libros, deberíamos pedirle perdón”, le dijo. Minutos después, recordó a la audiencia la publicación de una carta de lectores en Clarín durante los años ’80, “los presos agradecían a este hombre, porque era el único que se preocupaba por su dignidad”.