El martes comenzará un nuevo capítulo en la embestida del Gobierno contra el Grupo Clarín. Ese día, con un acto en la Casa Rosada, Guillermo Moreno entregará finalmente a la presidenta Cristina Kirchner su informe “Papel Prensa, La Verdad”.
La primera parte del documento oficial busca sembrar un manto de sospecha sobre el traspaso, durante la última dictadura militar, de las acciones de la papelera que estaban en manos de la familia del banquero David Graiver a los diarios Clarín, La Nación y La Razón. Tal como trascendió, las principales víctimas de las acusaciones serán el CEO del Grupo Clarín y el por entonces director de La Nación S.A, Bartolomé Mitre. Anticipando ese objetivo, ambos empresarios se presentaron a la Justicia en junio para denunciar a Moreno. Creían –y creen– que el secretario los hará responsables de un delito de lesa humanidad y, por tanto, imprescriptible.
En la historia que reconstruyó el Gobierno faltan personajes fundamentales de aquel traspaso. Uno es alguien que, por lo que aseguran diversas fuentes, no sería salpicado en las conclusiones del documento de Moreno. ¿Por qué fue excluído del embate Patricio Peralta Ramos si fue propietario de La Razón y un relevante protagonista, junto con sus hermanos Marcos y Hugo, de la firma del boleto de compraventa hoy cuestionado?
Beatriz Paglieri, la morenista directora estatal en Papel Prensa, recurrió la semana pasada a su figura para minimizar la denuncia penal contra su jefe político. “Falta el testimonio de Peralta Ramos, es insostenible”, sentenció la ex interventora del Indec. ¿Por qué el empresario no se acopló a sus ex socios?
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