El juez federal Federico Villena libró exhortos a los Estados Unidos para requerir más información sobre el piloto iraní Gholamreza Ghasemi y sobre el avión de la empresa venezolana Emtrasur que aterrizó en la Argentina el 6 de junio y que se encuentra retenido en el aeropuerto internacional de Ezeiza.
Al mismo tiempo, la empresa le pidió al juez retomar el control de la aeronave, mientras que el abogado de los tripulantes y de la firma venezolana, Hernán Carluccio, pidió ser querellante en la causa.
La medida ejecutada por Villena había sido solicitada por la fiscal Cecilia Incardona en el dictamen con el que el martes último imputó al piloto y requirió investigar a toda la tripulación del avión; 14 ciudadanos venezolanos y cinco iraníes cuyos pasaportes se encuentran retenidos por la Justicia argentina, lo que les impide salir del país.
Aunque investiga la carga, el avión y a todos sus tripulantes, la fiscal hizo foco en el piloto porque el FBI informó, a través de un documento que solo puede ser utilizado para actividades de inteligencia, que Gholamreza Ghasemi “es CEO, miembro del consejo de administración de Qeshm Fars Air y, también, piloto” y que esa firma fue ligada por el Tesoro de los Estados Unidos a actividades terroristas.
Fue por eso que la fiscal había solicitado que se libre “exhorto diplomático a Estados Unidos para que se amplíe lo ya informado y ese Estado manifieste si el señor Gholamreza Ghasemi resulta formalmente investigado en algún proceso en ese país y, en su caso, si se adoptó alguna medida restrictiva de su libre circulación”.
En el mismo dictamen, la fiscal había requerido que se le pregunte a los Estados Unidos si pesa o no “un embargo o restricción formal sobre la aeronave Boeing 747-300 (M), matrícula YV3531”.
La investigación apunta a determinar las irregularidades que circularon en torno a la tripulación que arribó a bordo del avión Boeing 747 de la compañía Emtrasur con matrícula venezolana YV3531, y, a partir de ello dilucidar, si ese vuelo tuvo otros objetivos que no fueran el declarados, de transportar autopartes para la firma Volkswagen.
Para la fiscalía, hay una serie de irregularidades alrededor del arribo del avión a la Argentina que ameritan investigar si su llegada no escondía, “eventualmente, un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse para una actividad de terrorismo, su financiamiento u organización”.
Entre los elementos “irregulares” detectados por la fiscalía en la primera parte de la investigación aparece una diferencia en la tripulación que abordó el vuelo en México y la que ingresó a la Argentina; además de que en el allanamiento al avión fue encontrado un plan de vuelo de abril pasado a nombre de Qushm Fars Air, cuando supuestamente la aeronave ya pertenecía a la venezolana Emtrasur.