"Disculpen el desorden de libros, fue mi cumpleaños", dice. La mesa de su living está colmada por pilas y pilas de ejemplares, pero en uno de los vértices, solo y expectante espera "Presidencialismo absoluto y otras verdaderas incómodas", el último libro que el economista (y dueño de casa) Luis Rappoport escribió junto al ingeniero civil Ricardo Ferraro y que publicó El Ateneo para analizar la debilidad de las instituciones argentinas, causadas su principal patología: el presidencialismo absoluto.
En una especie de ensayo coral, los autores sometieron a un grupo de intelectuales muy reconocidos (Carlos Acuña, Ana María Fernández, Aldo Ferrer, Roberto Gargarella, Bernardo Kosacoff, Graciela Römer e Hilda Sábato, entre otros) a provocaciones. Lo hicieron con afirmaciones tajantes como "Presidencialismo absoluto o democracia" para que opinen, polemicen y desmenucen entre todos al país, en sus carencias y oportunidades. El resultado es ése libro de la mesita del living del anfitrión que contiene una pluralidad de voces, debates y polémicas.
"El único poder legítimo es el poder limitado, en la medida en que se torna ilimitado pierde legitimidad", reflexiona ante Perfil.com Rappoport para quien "es impensable un poder absoluto con una ciudadanía activa", que en nuestro país brilla por su ausencia. "Yo agregaría que hay indiferencia y desinterés, como dice Ana Fernández, la gente que vota a un candidato no lo conoce, no le importa conocerlo y si gana tampoco le cree", complementa Ferraro.
Rappoport y Ferraro son críticos a la hora de analizar el presidencialismo kirchnerista. "Hace poco un ex funcionario nos comentó que le decía al ex presidente `Mirá que la soja puede bajar´ y le respondía `¿y si sube?´ y se acabó el diálogo. `Mirá que está es una decisión incorrecta´, acotaba; `¿si?, vamos a ver la tapa de Clarín de mañana´", ilustra Ferraro.
Rappoport explica que, en la historia, hay una oscilación entre presidencialismos absolutos y presidencialismos impotentes y sentencia: "Hoy estamos ante un presidencialismo impotente y es resultado de sus estupideces y sus fracasos, porque una de las cosas que tiene esta pretensión absolutista, que se mezcla con la escisión entre la inteligencia y el poder y la precariedad de las instituciones, es el extremo cortoplacismo: ¡mi preocupación es la tapa de Clarín de mañana!".
Al hablar la escisión entre la inteligencia y el poder, resulta imposible que el nombre de Guillermo Moreno venga a colación. Funcionarios de prestigio han sucumbido al hostigamiento del polémico secretario de Comercio que dibuja la inflación oficial, quien a pesar de los rumores de salida, sigue más firme en el gobierno kirchnerista. "Moreno ya es una caricatura grotesca, pero no habría problema si no tuviese el soporte que se la da", dispara Ferraro. "Falta un aparato público inteligente, el funcionario que llega dice `yo vengo a conducir el gobierno y a meter a mis amigos en el Estado´", resume Rappoport y agrega que "hay segmentos en el aparato público donde en lugar de meritocracia, hay cleptocracia".
¿Cómo se ver al kirchnerismo retropectivamente en el futuro?, se preguntan los autores en su libro. La respuesta es una incógnita, pero en el presente "el gobierno del matrimonio Kirchner, que en 2018 será historia, es víctima de sus propias mentiras", concluyen en "Presidencialismo absoluto". Toda una provocación para que quizas, el poder reflexione.
(*) Redactor de Perfil.com
