POLITICA

Por qué todos le temen a la "lengua filosa y karateka" de Aníbal Fernández

Lo cuentan los autores de "El Aplaudidor", el libro que desnuda la vida del "K" más mediático. Galería de fotos

El senador del Frente para la Victoria, Aníbal Fernández.
| Telam

El senador Aníbal Fernández ocupó, desde el retorno de la democracia en 1983, puestos claves: se inició como intendente en Quilmes, fue secretario de la gobernación bonaerense, ministro de Trabajo provincial, secretario General de la Presidencia y ocupó los puestos de ministro de Interior, ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y jefe de Gabinete a nivel nacional durante las presidencias de Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

No son pocos los que coinciden en calificarlo como un animal político. Ocupando el cargo de senador en el último año, no se reservó opiniones y comentarios para el Congreso, y siguió defendiendo al Gobierno nacional desde todos los frentes, como cuando reportaba como Jefe de ministros del Ejecutivo.

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¿Quién es Aníbal Fernández? Graciela Russo y Marcelo López Masía acaban de publicar El aplaudidor, la política desde la primera fila (Random House Mondadori - Sudamericana) un retrato descarnado sobre el ex superministro de la Nación que alguna vez se definió como un "duhaldista portador sano".

"La investigación llevó seis meses. Pensamos que iban a ser cuatro pero el recorrido del tipo es muy amplio", cuenta López Masía a Perfil.com. "No solamente tiene que ver con Quilmes por su origen. Tuvimos que hacer viajes por la frontera para ver todo el tema del narcotráfico, que era uno de los temas que más nos importaba, y después hicimos una recorrida también por las obras que no se hicieron porque él como Jefe de Gabinete tomaba partidas, las reasignaba gracias a los superpoderes y sacaba dinero de otras infraestructuras para dárselo, por ejemplo, a Aerolíneas Argentinas o Fútbol para todos".

- ¿Por qué les interesó el personaje?

- Porque por un lado, como ponemos nosotros en el título, El aplaudidor, en la política argentina no existe la meritocracia (los buenos se van yendo) y van quedando los genuflexos, los obsecuentes, los que aplauden; es una constante en la generación del poder que es esa generación que llega en el ‘83 y que se mantiene 30 años viviendo del Estado. Es el caso de Fernández, que va a estar hasta el 2017 como senador. Esa generación del poder ha entendido que el poder quiere eso: aplaudidores, tipos genuflexos, tipos que acompañen y, generalmente los díscolos, los que de alguna manera se van oponiendo, los que ponen algún "pero" son los los que terminan afuera".

Una de las principales dificultades para investigar a Fernández, cuenta Masía, fueron las fuentes de información: "Queríamos hablar con los tipos que fueron sus referentes, que lo habían ayudado en determinado momento, especialmente Duhalde, cuando él podía ir preso. En el ‘95, lo nombra senador provincial para que zafe después del incidente del supuesto baúl. (Carlos, ex presidente) Menem y Duhalde son dos tipos claves, ninguno quiso hablar".

Una situación calcada se dio, además, con su ex amigo y compañero en el Gabinete de ministros, Alberto Fernández: "¿De Aníbal? Ni en pedo", se excusó cuando los autores quisieron entrevistarlo.

Russo y López Masía sí consiguieron dialogar, en dos oportunidades, con la madre del senador: “Tocamos el timbre buscando a Aníbal porque no lo podíamos encontrar por ningún lado, atendió la madre, tuvimos dos charlas muy cortitas e informales en la puerta de la casa”, explicó López Masía.

Según el periodista, el temor de los ex compañeros de Fernández no es infundado: "Le tienen miedo porque él manejó un aparato de inteligencia durante años que debe ser mucho más pesado de lo que todos creemos. Por eso todos le tienen miedo a lo que Aníbal puede saber o a lo que puede decir su lengua filosa y karateka".