Una de las características de las sesiones en la Cámara de Diputados donde se tratan temas de gran trascendencia social es que suelen dejar momentos de chistes o chicanas entre diputados. Son fragmentos que aparecen recortados en las redes sociales y no tardan en viralizarse, como uno que ocurrió ayer mientras el ministro de Economía, Martín Guzmán, daba detalles sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Los protagonistas: Myriam Bregman, Fernando Iglesias y su supuesto libro "a favor de Néstor Kirchner".
Todo ocurrió segundos después que comenzara la alocución de la diputada del Frente de Izquierda que arrancó con una crítica a su colega Luciano Laspina (PRO) por haber citado una legislación que ya no estaba vigente. "En la Facultad de Derecho siempre se dice que hay dos bibliotecas, una dice una cosa y otra que dice la otra. Pero acá aparece una tercera: la del diputado Laspina, que cita leyes que no están vigentes...".
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Bregman siguió algunos segundos más hasta que en una pausa se escuchó a Iglesias reprocharle que "siempre con nosotros, nunca con el peronismo. ¿No, Bregman?". A eso, la diputada respondió: "Qué lindo, Iglesias. No se aguanta. Hablo yo y él salta, es divino. El que escribió un libro a favor de Néstor Kirchner fuiste vos, la próxima lo traigo".
La discusión se terminó ahí, pero una de las incógnitas que quedó fue cuál es el libro que la representante de la izquierda de enrostró a su colega del macrismo.
Se trata de "Kirchner y Yo. Por qué no soy kirchnerista", una publicación de Iglesias que data del 2007 y en la que si bien es crítico del ex presidente, utiliza algunos párrafos para contar, por ejemplo, la simpatía que alguna vez tuvo con la política de Derechos Humanos del entonces gobierno.
Qué dice el libro de Fernando Iglesias sobre Kirchner
De acuerdo a un fragmento digital de la publicación, de entrada el autor deja en claro que va a hablar de lo que representaba la figura de Kirchner en tono de crítica.
El prólogo abre con una definición del ex presidente como "peronista, irascible, multimillonario, autoritario, demagógico, amante de decir una cosa y hacer otra y poseedor de una ética elástica, es decir, adaptable a los intereses y a las circunstancias".
Unos párrafos más adelante, Iglesias señala que "el tantas veces señalado doble discurso de Kirchner no es tal, sino una manifiesta discordancia entre su palabra y sus acciones", algo que más adelante relativizará al decir que "el verdadero doble discurso nacional es el de la propia argentina".
Pero antes de eso, se preguntó cuál era la realidad en la Argentina: "¿Su presidente declarando la guerra al FMI o el pago adelantado, sin quita y en dólares?".
Por otro lado, en aquel momento Iglesias advertía que "Kirchner corre el riesgo de repetir los peores errores de Menem", y señala "su actitud oportunista de aferrarse a la política cambiaria como única política económica, su mezquindad de querer prolongar eternamente la que había sido una buena estrategia para salir de la hiperinflación, su amor por el corto plazo y el reeleccionismo".
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Cuando Iglesias se sintió orgulloso de Kirchner
Uno de los motivos por los que quizás Bregman le haya señalado a Iglesias haber escrito un libro "a favor" de Kirchner bien podría ser cuando el ahora diputado nacional habla de los "cien días de gloria" del ex gobierno y recuerda que "por primera vez en mi vida, juro, me sentí orgulloso de mi país y de su presidente".
En esos párrafos del libro contaba que se había arrepentido "transitoriamente" de votar a Ricardo López Murphy porque Kirchner "había descabezado las cúpulas policiales y militares, intervenido el PAMI, iniciado la batalla contra la mayoría automática en la Corte y proclamado que se venían la nueva política, el país en serio y la redistribución de la riqueza".
Le destacaba al ex presidente que en el Congreso había anulado las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, lo que lo hizo sentir orgulloso.
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Esa sensación, cuenta, la expresaba a través de artículos y mails que les mandaba a sus amigos en Italia y Europa, donde "les contaba lo que significaba saber que -por fin- la impunidad se había terminado y no tendríamos que caminar por las calles ni subir a los medios de transporte preguntándonos cuántos de nuestros acompañantes habían participado de aquella matanza feroz", en relación a los genocidas.
Según contaba Iglesias, su satisfacción ante esas políticas tenía inicio en un "largo sueño" que se había iniciado a principios de los 80' cuando fue por primera vez a una marcha de las Madres "que continuó durante seis años de militancia sistemática, aunque políticamente errática".