Elisa Carrió pegó el portazo en UNEN y se fue unos días a Punta del Este, donde deberá empezar a diagramar un futuro político que hoy parece incierto. A pesar de que ya blanqueó su objetivo de armar una primaria abierta contra Mauricio Macri, la líder de la Coalición Cívica se alejó de sus socios sin tener definidos los eventuales nuevos acuerdos.
La diputada anunció que concentrará su trabajo en la Capital y en la provincia de Buenos Aires. En el primer caso piensa trabajar para la candidatura de Martín Lousteau a jefe de Gobierno porteño, que por ahora especula con enfrentar al PRO. En territorio bonaerense, en cambio, empezará a tejer contactos entre su referente, Héctor “Toty” Flores, y la del PRO, María Eugenia Vidal, para llegar a un entendimiento electoral. Pero hasta el momento ese nexo son tan sólo insinuaciones.
Luego de decir que dejaba de formar parte de la mesa nacional de UNEN, Carrió y otros dirigentes de la Coalición Cívica debieron aclarar que siguen formando parte del armado. Pero los caminos tienen diferentes rumbos. “Dieron libertad de acción en las provincias, así que en Buenos Aires nosotros vamos a negociar con el PRO y no nos vamos a encorsetar en el radicalismo de (Ricardo) Alfonsín y (Miguel) Bazze”, explicaron los lilitos. Algunos de ellos fueron viendo cómo el enojo de Carrió con radicales y socialistas iba en ascenso en el transcurso del martes, hasta que a la noche tomó la decisión de romper. Otros, directamente se desayunaron con sus declaraciones del miércoles por la mañana.
La chaqueña repite que su partido decidirá la estrategia electoral en abril o, a más tardar, mayo del año próximo. Sin embargo, todos los caminos conducen a un entendimiento con el PRO. Su lectura es que hace falta un acuerdo “amplio” para vencer a “las dos vertientes del PJ”, en referencia a Daniel Scioli y Sergio Massa, a quienes no se cansa de emparentar con un “narco-Estado”. Pero la relación en UNEN quedó muy deteriorada por el nivel de agresividad de sus declaraciones. En el socialismo y algunos sectores del radicalismo aseveran que no hay vuelta atrás; no se imaginan compartiendo escenario electoral con ella.
En ese marco, la aspiración de Lilita es poder traccionar una parte mayoritaria del radicalismo que coincide con una estrategia amplia, y no reducida a UNEN. Por eso en sus discursos salvó a Ernesto Sanz y Oscar Aguad de sus dardos. Ese camino, sin embargo, todavía es largo y depende más de las decisiones que tome la Unión Cívica Radical que de las pretensiones de Carrió.
Mientras tanto, desde el PRO comenzaron a llegar las buenas señales para Lilita. El ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, afirmó que “la doctora Carrió es un dirigente político importante en el país y, a partir de ahí, hay que escucharla y aceptar cuáles son sus posiciones, que en su momento fueron unas y hoy son otras”. Y agregó: “No podemos cerrarle la puerta a nadie, no sólo Carrió cambió de parecer sobre Macri, sino también muchos argentinos”.
La diputada Laura Alonso, que hace un tiempo no ahorraba críticas para su colega, ahora dijo que le respeta “la intuición y la visión estratégica distinta del resto. Es una mujer que arriesga en política y eso es respetable. Es importante para el momento político que se viene”. Y criticó a “la cúpula de UNEN” por “no entender lo que le pasa a la gente”.