A un año de la muerte de Néstor Kirchner –su amigo, y casi un padre–, Rudy Ulloa no sale de la depresión. Es un viudo. El ex chofer de Kirchner, devenido en un millonario empresario de medios oficialistas, está perdido. No sabe cómo seguir y siente de a poco cómo Cristina lo margina del círculo íntimo del poder K. “Está de capa caída dentro del kirchnerismo”, reveló a Libre un hombre con llegada a los despachos de mayor peso hoy en el Gobierno.
Cambios. Huérfano de poder, Ulloa reparte sus días entre Río Gallegos y Capital Federal. Sus energías en el último mes estuvieron puestas en su homenaje a Kirchner. Rudy mandó construir una estatua de bronce y mármol del ex presidente que fue emplazada en el barrio del Carmen, su lugar en el mundo, donde en 1982 fundó la unidad básica “Los Muchachos Peronistas”, primer búnker K de la historia.
Pero el día de la inauguración del monolito Rudy no la pasó bien, y sintió en carne propia cómo Cristina le enviaba un mensaje. Ese 23 de octubre, cuando la mandataria abrió oficialmente el mausoleo de Kirchner, Rudy no estuvo invitado. “El día del mausoleo no fue, solo ingresaron algunos miembros del Gabinete, entre los que él no estaba incluido”, relató una fuente santacruceña. Recién después de la ceremonia íntima que encabezó Cristina, el Rengo (como se lo conoce por su forma de caminar) pudo hacer lo propio.
Gesto. En primera fila junto al secretario Legal y Técnico K, Carlos Zannini, y al gobernador Daniel Peralta, Rudy se acercó a la estatua, la destapó y apoyó su mano izquierda, emocionado, en el corazón de Kirchner. Un gesto de amor, un amor que hoy no es correspondido por la Presidenta. “La señora (Cristina) le tiene estima, pero ya no lo tiene en cuenta”. Así lo explicó un operador todoterreno del Gobierno. En Santa Cruz afirman que Rudy ya no tiene el peso que tenía antes. “Se quedó sin espacio; Néstor lo quería para el runflaje y hoy eso ya no va más”, explican en Río Gallegos. Allí también quedó rezagado a manos de Lázaro Báez, amigo íntimo de Kirchner –con él comió su última cena– y Peralta, que en las elecciones fue reelecto con el 51,34%.
Máximo. El único contacto de Ulloa con el poder K es Máximo Kirchner. “Sigue tratando mucho con Maxi, para él es casi un hermano mayor”, explican los que conocen el vínculo entre ambos. Rudy empezó a trabajar para los Kirchner cuando tenía 16 años. Fue cadete, luego se convirtió en el chofer privado de Néstor, y hasta fue su secretario cuando asumió como intendente. Creció junto a Kirchner, y de ahí su vínculo con el hijo mayor de Cristina.
Otro de los nexos políticos de Rudy en la pingüinera es su ex esposa, Stella Maris García, electa diputada provincial en las últimas elecciones. En el homenaje de Ulloa a Kirchner, fue ella la encargada de marcar la cancha y pegarle al gobernador Peralta, que ve en Rudy una amenaza. “Quien está en el Gobierno y no tiene compromiso no tiene que estar más, debe dejar el lugar”, disparó, dibujándole una sonrisa al Rengo, el “viudo” de Néstor Kirchner.
(*) De la redacción de Libre.