Scioli y una nueva aventura electoral que quedó trunca por las internas oficiales
Nadie le pidió que guarde sus ambiciones presidenciales para otro momento y arribó al cierre de listas entero, con apoyos. Pero como en 2015, su sueño de liderar la Casa Rosada quedó trunco en pos de la unidad de la alianza.
Unidos no triunfaron. Acompañado de Tolosa Paz en el ND Ateneo. |
NA
“El espacio necesita un candidato de unidad”, fue la frase constante que rebotó en las últimas semanas en los oídos de Daniel Scioli, el embajador argentino en Brasil. La escuchó de parte de gobernadores, salió de la boca de Sergio Massa y hasta la leyó en un comunicado de la CGT. Nadie le pidió que guarde sus ambiciones presidenciales para otro momento y arribó al cierre de listas entero, con apoyos. Pero como en 2015, su sueño de liderar la Casa Rosada quedó trunco en pos de la unidad de la alianza.
El exgobernador de la provincia de Buenos Aires comenzó hace semanas a dar señales de que iba a acudir a las primarias para competir por el traje de candidato presidencial. Un gesto que encendió las alarmas en distintos sectores del Partido Justicialista, como los gobernadores, quienes reclamaron que la alianza oficial evite disputas en las PASO.
Ricardo Quintela, mandatario de La Rioja, fue taxativo en ese sentido: en su cara a cara con Scioli le habló de los beneficios de la unidad aunque sin la necesidad de pedirle que termine con su aspiración.
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La CGT también contribuyó, a su modo, a que las piezas del Frente de Todos acuerden un postulante para la contienda de agosto, con un texto que dio a conocer el 13 de junio que contó con una súplica: “responsabilidad para evitar que las diferencias políticas debiliten la acción del gobierno y la gestión de cada ministerio”.
El exmotonauta se había entusiasmado con competir en las PASO
Las palabras se ajustaron con precisión a los conceptos que se encargó de difundir el massismo por aquellos días. Nadie lo dijo en voz alta, pero todos buscaban que “el Pichichi” tome otro rumbo.
Scioli resistió hasta donde pudo
Sin embargo, el embajador continuó en carrera, recibiendo críticas furibundas por parte del PJ bonaerense de Máximo Kirchner, que hasta se encargó de mostrar que le dio avales para permitir que se postule. Al lado del exvicepresidente se ubicaron Aníbal Fernández, ministro de Seguridad, como apoderado de su nómina, Victoria Tolosa Paz, ministra de Desarrollo Social, transformada en su precandidata a gobernadora y un armado porteño con Nito Artaza, como la carta para pelear por la jefatura de Gobierno, y Francisco Cafiero, funcionario del Ministerio de Defensa y primo del canciller, Santiago.
En el horizonte sciolista también apareció otro nombre, de peso sindical: el de Hugo Moyano, quien apostó a encabezar la nómina de precandidatos a diputados nacionales por la Provincia. El líder Camionero selló su apoyo a la aventura electoral del exmandatario bonaerense con una cena de por medio y alimentó diferencias con su hijo Pablo, el triunviro cegetista, quien a lo largo de un mes no tuvo inconvenientes en reunirse con el dirigente del PJ y con Wado de Pedro, el otro que se anotó para la cita primaria y no funcionó.
En este contexto, queda por saber qué camino piensa encarar, qué negoció para declinar su sueño presidencial, ese que quedó herido tras el ballottage en 2015 contra Mauricio Macri, y qué lugar ocuparán los dirigentes que responden a él, que estaban dispuestos a chocar contra el kirchnerismo el próximo 13 de agosto. En su momento, avisó que no era “títere” de nadie”, en respuesta al comunicado del PJ bonaerense que lidera el diputado Kirchner.
“Yo no soy títere de nadie ni candidato de nadie. Soy candidato de Daniel Scioli, punto. ¿Está claro?”, sentenció en una de sus últimas entrevistas. Y dijo que buscaba “legitimación” para “tener el poder político, independencia, a partir de las PASO”.
