Por primera vez en más de una década, las dos salas que componen la estratégica Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Py estarán completas. Eso sucederá en el corto plazo, luego de que esta semana el Consejo de la Magistratura aprobó la vuelta del camarista Eduardo Farah y la elevación de la terna al Poder Ejecutivo para que salga elegido el nombre de Roberto Boico, abogado de CFK y número puesto para el cargo vacante en la Sala II. De ese modo la Sala II, hoy sólo integrada por Martín Irúrzun, quedará completa.
La candidatura de Boico y el regreso de Farah fueron vistos en los tribunales de Comodoro Py como el primer desembarco concreto del kirchnerismo en esta nueva gestión de gobierno. Y ambos movimientos se dan en plena tensión del Ejecutivo con la justicia, con declaraciones no sólo de CFK en su misiva contra la Corte Suprema de Justicia sino también con dichos de diferentes miembros del oficialismo.
La Cámara es una instancia clave porque es aquella que revisa lo actuado en Instrucción. Mientras que una decisión de esa Cámara puede avalar una causa con su confirmación y dejarla a las puertas del juicio oral y público, también puede decretar prácticamente su cierre. En un escenario como el local, dónde el terreno político está absolutamente judicializado, el punto no es menor.
Perfiles diferentes. Los perfiles de Boico y Farah son muy diferentes. Mientras que Boico rindió exámen en la era del macrismo y quedó segundo, también tuvo una performance exitosa en la etapa de las entrevistas. De hecho en el Consejo admiten que si su nombre no tuvo suerte antes, fue por una cuestión política. Eso cambió y ahora, el hombre que defiende a CFK en el caso del Memorando de Entendimiento con Irán, desde marzo de 2018, se encamina al tribunal de alzada. La terna con su nombre salió del Consejo rumbo al Ejecutivo y de allí su pliego saldrá rumbo al Senado en busca de Acuerdo.
El caso de Farah es completamente distinto. Camarista entre 2008 y 2018, era integrante de la Sala II pero durante esos años subrogó también en la Sala I, junto a dos referentes de la justicia en tiempos K: Jorge Ballestero y Eduardo Freiler. Mientras que Freiler fue destituido en 2017, Ballestero terminó jubilándose en marzo de 2018
Fue tras un fallo que despertó una fuerte polémica, en el que junto a Farah votaron a favor de la liberación de Cristóbal López, en el caso Oil Combustibles. Ante la avanzada del macrismo por el tema, Ballestero se jubiló y Farah pidió un traslado. Primero a un Tribunal Oral en lo Penal Económico y luego a uno de la jurisdicción de San Martín.
Farah estuvo allí hasta que en noviembre pasado, tras el fallo de la Corte Suprema de Justicia en el caso de los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, pidió volver a su puesto, entendiendo que la decisión del máximo tribunal lo habilitaba a hacerlo. Por lo que hizo su presentación ante el Consejo.
Amigo personal de Javier Fernández, miembro de la Auditoría General de la Nación (AGN) y operador histórico del kirchnerismo en tribunales, la suerte de Farah comenzó a cambiar esta semana. Fue luego de un dictamen del consejero Diego Mollea que abrió la puerta a su retorno. El dictamen se votó el jueves en Plenario y la vuelta quedó sellada.