POLITICA

Se va Zaffaroni, el juez más representativo del kirchnerismo

Fue el magistrado quemejor imitó el estilo de la Casa Rosada en los últimos once años. Natación, prostíbulos y críticas a Griesa. Galería de fotos

El juez, de 74 años, es un aficionado a la natación.
| Cedoc

Se fue el juez más representativo del kirchnerismo. Incluso si Norberto Oyarbide fue el magistrado que más benefició a la Casa Rosada durante los últimos once años, nadie encarnó tan bien el estilo y el espíritu del oficialismo como Eugenio Raúl Zaffaroni: polémico, controvertido, brillante y con causas judiciales.

Zaffaroni fue uno de los candidatos que propuso Néstor Kirchner en 2003 para renovar a una Corte Suprema de Justicia desprestigiada por la mayoría automática del menemismo. Si después lo criticaron por "progre", en ese entonces lo acusaban por sus vínculos con la dictadura militar: fue Juez Nacional en lo Criminal de Sentencia de la Capital Federal entre 1976 y 1984. El senador Rodolfo Terragno denunciaba que había jurado sobre el Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional y que había rechazado numerosos pedidos de hábeas corpus de desaparecidos. Las objeciones no alcanzaron: con 43 senadores a favor (en su mayoría del PJ) y 16 en contra, Raúl Eugenio fue nombrado ministro de la Corte Suprema el 15 de octubre de 2003.

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Junto a Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Carmen Argibay (los tres también postulados por Néstor Kirchner), participó de un máximo tribunal que, a diferencia de la década anterior, no votaba siempre como quería la Casa Rosada. La misma Corte que avalaba la constitucionalidad de la Ley de Medios ordenaba al gobierno que le conceda publicidad oficial a los grupos independientes. La misma que emitía el famoso fallo Badaro (que todavía no se cumple del todo) suspendía la reforma para "democratizar" el Poder Judicial impulsada por el kirchnerismo por seis votos contra uno. ¿El único a favor? Zaffaroni.

Esos mismos contrastes los exhibía el juez. El mismo que votó a favor de la despenalización de tenencia y consumo personal de estupefacientes, un reclamo postergado y necesario para dejar de perseguir al consumidor y pasar a combatir al narcotráficante, fue el que se vio envuelto en el escándalo de los prostíbulos. Como reveló Perfil.com en julio de 2011, el ministro de la Corte alquilaba -primero uno y luego se supo que eran seis- departamentos a locatarios que los hacían funcionar como prostíbulos. El mismo Zaffaroni que declaraba que el escándalo le "ahorraba el juicio de desalojo" se negaba a atender el teléfono o los mails de esta redacción en las muchas ocasiones en las que intentamos contactarlo. Como tampoco respondía a las consultas de los vecinos que vivían en los mismos edificios donde él tenía los departamentos y trataban de avisarle lo que pasaba ahí. La causa judicial se terminó en mayo de 2013: su apoderado, Ricardo Montivero, se declaró culpable de haber violado el artículo 17 de la ley de profilaxis (sostener, administrar o regentear "casas de tolerancia") y fue condenado. La pena máxima era prisión de uno a tres años que no podían ser condicionales, pero, como confesó antes del juicio, le tocó una multa de 12.500 pesos. Muy acorde a la óptica no-punitivista de Zaffaroni, que nunca sufrió ninguna consecuencia política ni judicial por el caso.

No se ajustaba al típico perfil de un juez de la Corte Suprema, que solían ser figuras lejanas, de bajo perfil y algo misteriosas. Zaffaroni presentaba su libro La Pachamama y el Humano con ilustraciones de Miguel Rep y acompañado por Hebe de Bonafini y Horacio González. Aparecía nadando crawl, con gorra y antiparras, en el video de una entrevista de la Revista Anfibia (dirigida por el cronista chileno Cristian Alarcón, que actualmente conduce el portal de judiciales Infojus Noticias, dependiente del Ministerio de Justicia). Amigo público del vicebiprocesado Amado Boudou, salía a criticar al neoyorquino Thomas Griesa, al que calificaba como "un juez de Avellaneda""de trocha muy angosta". Mientras su compañero Ricardo Lorenzetti pedía "políticas de Estado claras para combatir el narcotráfico", él bromeaba: "Si producimos, nos vamos a ahorrar divisas". Su propia carta de renuncia es insólita: lejos de la pompa judicial, la escribió en Comic Sans, una tipografía denostada por diseñadores como "poco seria" y que hasta tiene clubes de detractores que piden prohibirla.

La paradoja es que el juez más representativo del kirchnerismo, una fuerza política que siempre buscó mantenerse en el poder, haya renunciado por anticipado. Deja, además, una Corte Suprema "renga" y poco permeable a los deseos del Ejecutivo. Es cierto, la Constitución ordena retirarse a los 75 años, pero se puede externder el mandato por cinco años con acuerdo del Senado. Incluso podría haber estirado su permanencia hasta el 6 de enero de 2016, un día antes de cumplir los 76. Zaffaroni ni lo intentó, y se convirtió en el primer juez en renunciar por su edad. Acaso sabía que sería difícil lograr el apoyo de dos tercios de la Cámara Alta para un gobierno en su último año de mandato. O tal vez, como los que se van de una fiesta antes de que decaiga, no quiso quedarse a ver cómo termina.

(*) De la redacción de Perfil.com. El autor publicó la investigación original sobre el primer departamento de Zaffaroni.