POLITICA
Cristina y su mana por la ropa

Simulacros, por Malele Penchansky

Término que proviene del latín, simulacrum. Ficción, imitación, falsificación. La Presidenta se disfraza de algo que no es y que no tiene, señala la autora de la nota.

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A CFK le apasionan los ritos de la histeria, en particular las fotos, re-to-ca-das, bajo la indicación de sus deditos, “comme il faut”. Para mirarse, hasta el infinito, en los actos de re-presentación que la distinguen.

El sujeto histérico no puede hacer otra cosa que repetir el “como si”, para tapar la orfandad de su deseo, eternamente insatisfecho Así, “parece” que estuvieran a punto de besarse Sarko y ella, tomados en un primer plano, nariz con nariz.  

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También “parece” conducir como líder excluyente la manifestación pro- Betancourt integrada por franceses que -sin embargo y a juzgar por lo que, también, se ve- ignoran su presencia.

De nade sirve que CFK se vista de cuero negro, con detalles versaceanos, boina estudiada, disfrazada vaya uno a saber de qué, o cargue su poderosa anatomía dentro de un  tapado hasta el tobillo con tacos aguja y carterita al tono ( y todo en beige clarito!) para almorzar con el presidente francés.

Por caso, Carla Bruni ( no pretendemos comparar a un “auténtico cuadro militante” con una simple, pero glamorosa Primera Dama) también estuvo en la llamada marcha blanca, bien lejos de CFK. Jugó de local en un elegido low profile.

Cuando tiene que ser la número uno VIP, como en su reciente visita a Londres, conversa en un inglés fluido -nadie le traduce-  y brilla con luz propia, como un diamante principesco, en tierra de príncipes.El guardarropa de Bruni, por ejemplo, deslumbró a los ingleses, que en Europa están acostumbrados a la modernidad de un par de zapatos de taco bajo capaces de llevar con hidalguía tenues abrigos lavanda, caras apenas maquilladas, sombreritos mínimos a lo Audrey Hepburn.

CFK, en su manía, en la macchietta que hace (seguramente a nivel inconsciente) de sí misma, se disfraza (¿esconde? o ¿desnuda?) siempre de algo que no es y que no tiene. Una pena. ¿O una muestra más de la eterna creatividad setentista criolla?