La canciller Susana Malcorra manifestó ayer la intención de mantener un contacto formal con su nuevo par brasileño, José Serra. No se pudo concretar, confirmaron a PERFIL fuentes de la cartera, porque la funcionaria partió ayer de viaje desde Londres a Medio Oriente, donde irá a visitar a los Cascos Blancos argentinos desplegados en el Líbano.
La ministra mantuvo la posición argentina de respeto a las autoridades y no injerencia política. También expresó preocupación: “Cuando uno empieza a debatirse entre la legalidad y la legitimidad, se pone en una situación muy compleja. Lo que nosotros esperamos es que esto concluya, para que no se acentúen las necesidades y las ansiedades del pueblo brasileño”.
Desde Brasil llegan desde hace tiempo pedidos para un respaldo que, con un estilo prudente, pero con un timing sugestivo, el gobierno de Macri concretó al poco tiempo de que se definiera el apartamiento de Dilma Rousseff de la presidencia: Argentina fue el primer país en reconocer a las nuevas autoridades.
El mensaje fue anterior, incluso, a la notificación formal por parte de la embajada brasileña en Buenos Aires (que fue realizado recién ayer), según confirmaron a este medio fuentes diplomáticas.
La intención de realizar un pronto viaje a la Argentina del presidente Michel Temer quedó en evidencia durante una entrevista con radio El Mundo de Buenos Aies, cuando el mismo día que asumió se le hizo creer –o se le dejó que creyera– que el nuevo primer mandatario estaba hablando con Mauricio Macri.