Un funcionario leal a Alberto Fernández llamó a una radio AM donde tenía acordada una entrevista y pidió bajarse: "Todo lo que se diga será para lastimar. Nos pidieron bajar la tensión hasta nuevo aviso". Disculpas mediante, esa fue la estrategia que tomó Casa Rosada tras los dichos del Presidente de este martes, advirtiendo que no era el "dueño" del Gobierno. Alberto estaba convencido de que el tiempo calmaría la interna pero sucedió todo lo contrario. Siguió escalando. Y ya no hay margen para quedar en medio del camino sin tomar decisiones.
Los dichos de Larroque demostraron que el pedido no era solo por Martín Guzmán, sino por toda la política económica que toma la gestión de Fernández. En ese punto, ya no hay vuelta atrás. La ruptura de los principales líderes trabó todo lo que sucede en líneas medias de los ministerios y -sobre todo- en las provincias y municipios. A tal punto que hay distritos donde el PJ quedó paralizado, sin asunción de nuevas autoridades porque, según contó un funcionario de Buenos Aires a PERFIL "nadie se quiere mandar cagadas y todos frenamos decisiones para esperar autorizaciones de cada sector". Así, la gestión se volvió imposible.
Pero el ruido genera otros problemas más graves aún. Por un lado la inflación, pero por el otro también la macroeconomía y la realidad financiera del país. Un economista que suena para cargos públicos pero que —por ahora— prefiere mantenerse en el sector privado con su consultora atendió a este medio y reconoció que la interna "ya complicó el día a día de inversores". "¿En qué sentido?", preguntó este cronista. "En toma de deuda, inversiones directas por más pequeñas que sean y el temor a no saber a qué precio captar inversiones si la cosa explota antes del 2023".
El panorama del Frente de Todos se volvió imposible. "Lo que sucede en la vida económica y social es tan importante que todos los que integran el espacio tengan que dirigir su atención principal en dar una batalla real en función de los problemas reales", se sinceró el asesor presidencial, Ricardo Forster entrevistado por Jorge Fontevecchia.
El 2023 está muy lejos. Si Alberto y Cristina —que habla el viernes en Chaco— no definen lineamientos de convivencia, la gestión seguirá empantanada y la crisis podrá ser aún peor que lo que se vive hoy.
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