La operación de
compraventa de las acciones de YPF entre Repsol y el Grupo Petersen presenta
numerosos
puntos oscuros. Puntos oscuros no quiere decir más que eso.
Cuestiones que, por su oscuridad, merecen una explicación.
En primer lugar de los compradores y subsidiariamente, por la singular trascendencia de la
operación,
del propio gobierno argentino. Alguno de los interrogantes de la operación son
meramente
financieros. Pero otros tienen que ver directamente con
el futuro energético de la Argentina.
En relación con la operación de compraventa, cabe en primer lugar hacer una apreciación
comparativa. El valor de capitalización bursátil de Repsol es de
27.787 millones de euros (1.221.000 acciones a 22,50 euros cada una). YPF (con un
capital nominal dividido en 393 millones de acciones) ha sido valorada en el contrato de
compraventa
en 15.000 millones de dólares.
El precio de la acción de Repsol YPF SA en la bolsa de Nueva York es de
34 dólares. El precio pagado por las acciones de YPF, según los términos del
contrato es de
38,137 dólares.
¿Un inversor inteligente, compraría acciones de la filial si puede optar por comprar
acciones de la matriz? La pregunta encierra una trampa, porque la respuesta
depende de la financiación. No es lo mismo comprar cash en la bolsa de Nueva York
que comprar acciones de YPF para pagarlas en cómodas cuotas semestrales a lo largo de 10 años.
Pero sirve para alimentar una suspicacia lógica.
Desde la perspectiva financiera, siempre se compara el precio de retorno del
capital invertido con el costo de las inversiones financieras necesarias. En esta operación la tasa
de retorno de YPF -calculada según el último dividendo pagado- es de
6% mientras los intereses comprometidos con los bancos internacionales en el
préstamo recibido por Petersen es de
8,65%. Una ecuación que
financieramente no cierra.
Petersen Energía SA, la sociedad española que aparece suscribiendo la compra de
14,9 % de las acciones de YPF, y que se compromete a abonar créditos por 2.033 millones de dólares
tiene un capital suscripto de 60.102 euros y desembolsado de 15.025,50 euros. Un capital
irrisorio comparado con el volumen de compromisos financieros contraídos. Los
bancos internacionales, naturalmente, obtienen la garantía de Repsol en cumplimiento de todos los
pagos.
Pero entonces, cabe preguntarse:
¿los bancos le prestan a Petersen o le prestan realmente a Repsol? Otra cuestión
que debería ser aclarada es el motivo por el cual se utiliza
una sociedad australiana
-Petersen Energía Pty Ltd-, que es, a su vez, la accionista única de la sociedad
instrumental española -Petersen Energía SA-. Conectado con este tema es la determinación de la
inversión real que hace el Grupo Petersen.
Si se atiende a los compromisos financieros contraídos, Petersen Energía SA tiene que pagar
un total de 2.033 millones de dólares hasta el 21 de febrero de 2018, fecha del "maturity
date"(vencimiento) del préstamo de Repsol (vendor's loan). De ese total, 1.018 millones de dólares
se deben a los bancos internacionales y 1.015 a Repsol.
Esto supone unas amortizaciones de capital de unos 200 millones al año. Pero por el otro
lado recibiría unos 200 millones de dólares anuales en concepto de utilidades de YPF (si se
repitiera el reparto de beneficios del 2006). Es decir que pagaría con el importe de las utilidades
de YPF el principal de los créditos obtenidos (sin computar intereses). Si se aplican las
matemáticas financieras y consideramos que tiene que devolver 2.033 millones más intereses, a una
tasa de 8,5 % y a 10 años, entonces estaríamos ante pagos anuales de unos 309 millones de dólares.
En relación con los créditos obtenidos por financiación de los bancos internacionales, es
inevitable establecer una relación con los fondos transferidos al exterior por la provincia de
Santa Cruz en el año 1993, durante la gestión del gobernador Néstor Kirchner.
De acuerdo con la información que en su momento publicó el
diario
"Río Negro"
se trasladaron a cuentas suizas
unos 720 millones de dólares. Según esa información, la provincia de Santa Cruz
tiene depositados en el Crédit Suisse la cantidad de
405 millones de dólares. Estos fondos los gestiona el Banco de Santa Cruz, agente
fiduciario del gobierno de Santa Cruz, según el decreto provincial 1222/06.
El Banco de Santa Cruz está controlado por el Grupo Eskenazi, a través del Banco San Juan,
titular de 51% de las acciones del Banco de Santa Cruz.
Ahora bien. El banco que asume la mayor responsabilidad en el préstamo a Petersen
Energía SA es el
Crédit Suisse, que le facilita
601 millones de dólares. El Crédit Suisse es también el
agente crediticio que gestiona todos los préstamos del consorcio internacional de
bancos.
¿Pura coincidencia, o podemos razonablemente pensar que el crédito concedido a una empresa
de capital irrisorio como Petersen Energía SA está vinculado de algún modo con los fondos de la
provincia de Santa Cruz depositados en el Crédit Suisse? La provincia de Santa Cruz
recibió como compensación por la privatización de YPF un reconocimiento de deuda en concepto de
"regalías mal liquidadas" de 608,9 millones de dólares. Ese es el origen de los
fondos que la provincia de Santa Cruz luego transfirió al exterior.
Sería un escándalo que ese dinero público estuviera ahora avalando la compra de acciones de
YPF por un grupo privado y financiando la diversificación de las inversiones de Repsol en otras
áreas.