Desde que dejó la Casa Rosada, el 10 de diciembre, el entorno de Cristina Kirchner se vio reducido. Pero algunos hombres que la rodean ya la acompañaban en el último tramo de la gestión. Sus oficinas estarán en el Instituto Patria, inaugurado el jueves, durante la reunión con diputados nacionales. Se trata de un viejo edificio en el barrio de Congreso, sobre la calle Rodríguez Peña al 80, que fue utilizado antes por el Frente Renovador. La paz del lugar sólo se ve alterada cuando llega la ex presidenta.
Se espera que sea un lugar frecuentado por ella y por La Cámpora, la agrupación que conduce su hijo Máximo. Hasta Rodríguez Peña al 80 llegó el miércoles el secretario de CFK Gabriel Graves, hermano de Rafael, ex secretario de Comunicación de La Cámpora. Hizo la avanzada antes de que bajara de su auto la ex presidenta. Tiene 40 años, es hijo de un reconocido fotógrafo de Río Gallegos, y trabaja con ella desde enero del año pasado.
El otro secretario de Cristina es Diego Bermúdez, de 34 años. Nacido en el exilio en México, hijo de militantes peronistas, el joven fue colaborador cercano del ex jefe de los espías y ex secretario general, Oscar Parrilli. Cuando CFK empezó a echar a varios de sus colaboradores, Parrilli impulsó a Bermúdez.
El otro secretario de Cristina se llama Mariano y la acompaña a sol y a sombra. Ella, mientras está en el Sur, está muy activa. Informada, utiliza las redes sociales para hacer sus críticas al Gobierno, o para defender a Dilma Rousseff, y recordar a Néstor Kirchner. Sus secretarios están siempre a su disposición. En el acto de Comodoro Py se pudo ver de cerca a Diego Bermúdez. También a uno de los secretarios privados del hijo de la ex presidenta, Máximo, que le alcanzó agua en varias oportunidades. En Gallegos, el que siempre está disponible es Graves. Está activo alrededor de 12 horas al día.
Cuando ella estaba en la gestión, varios de sus secretarios fueron desplazados a lo largo de los años. Algunos de ellos fueron acusados de enriquecimiento ilícito, aunque luego fueron sobreseídos. Su regreso activo a la política dará más trabajo a su entorno, que debe estar disponible full time.
Su custodia también se vio reducida, aunque siguen siendo varios los uniformados que la protegen, y que están al mando de Diego Carbone.