El Presidente quiso continuar el juego que había empezado Patricia Bullrich el día anterior. "La vimos preocupada. Esperemos que ustedes puedan encontrar una solución para el tema de Patricia", afirmó Mauricio Macri ante los treinta periodistas presentes en el lobby del Hotel Uno, varones en su gran mayoría. El viernes al mediodía, también en conferencia de prensa, la ministra de Seguridad se había quejado por el reparto de bungalows entre funcionarios. Compañera de chalet de la canciller Susana Malcorra y Carolina Stanley (Desarrollo Social) en la noche del jueves y el viernes, Bullrich repudió ese criterio de "los nenes con los nenes y las nenas con las nenas".
Tras ese audaz comentario, ayer Macri se lo siguió con una invitación algo machista.
Bullrich, a su vez, fue una de las dirigentes que anteanoche hizo sobremesa jugando al truco, junto a Emilio Monzó. En el mismo quincho de Chapadmalal donde cada ministro dio sus balances y proyecciones para el año próximo, los macristas comieron un asado, tomaron café, jugaron al ping pong y al truco.
La noche del jueves, la cena había sido pescado, con postre de torta hecha a base de frutos del bosque.
Ayer a la mañana, un grupo de funcionarios se había entusiasmado con la posibilidad de armar un partido de fútbol en la cancha de la residencia presidencial, hasta ayer atestada de policías, prefectos y militares. La ropa estaba lista para el match: shorts, más las camisetas titular y suplente de la Argentina. Pero no hubo tiempo, y los ministros se quedaron con las ganas.
La conferencia de prensa de cierre estaba anunciada para las 11.30, pero Macri llegó al lobby del Hotel Uno pasadas las 12. Ahí respondió sólo cinco preguntas: ante el reclamo de la movilera de C5N, Macri concedió una más.
A las 13, el Presidente se subió a un helicóptero. Voló al aeropuerto de Camet, y de ahí volvió a Buenos Aires. Mientras que el resto de la comitiva lo hacía en vehículos oficiales al mismo destino para retornar vía aérea a Capital Federal.