El 19 de agosto de 2010, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, anunciaba al país que la proveedora de internet Fibertel, empresa perteneciente al Grupo Clarín, había perdido la licencia para seguir funcionando, gracias a la resolución número 100 de la Secretaría de Comunicaciones.
El anuncio, parte del largo enfrentamiento entre el kirchnerismo y Clarín, fue el punto de partida de una batalla repleta de idas y vueltas, reclamos judiciales e incluso manifestaciones de usuarios.
"Fibertel no existe más, se autodisolvió, es un servicio trucho", afirmó entonces De Vido. Ese mismo día, unas 200 personas se citaron en Plaza de Mayo para marchar en apoyo de la empresa.
El Poder Judicial entró en escena el 27 de agosto, cuando un fallo ordenó que la empresa continúe con el servicio. El 8 de septiembre, otro fallo judicial fue en el mismo sentido. Mientras tanto, el gobierno multaba a la empresa y ofrecía apoyo a la competencia en el mercado.
Luego intervino la presidenta: Cristina calificó de "obscenidad" la decisión de los jueces, y su esposo pidió que "se termine este juego de la justicia cautelar". Desde entonces, el debate siguió en la justicia entre fallos a favor y en contra. A un año de iniciada la disputa, todavía no hay una definición clara.