Un festejo moderado y "casi blindado"

El kirchnerismo dejó atrás los grandes festejos que solían producirse espontáneamente por las calles porteñas, desde el Obelisco a la Plaza de Mayo, tal como recibieron a los presidentes electos desde el advenimiento de la democracia en 1983, y recibió el triunfo de su candidata con un festejo moderado y casi "blindado".

A la inédita situación de haber consagrado por primera vez en la historia a una mujer para ocupar el sillón de Rivadavia, se sumó esta noche la escasez de referencias al Frente para la Victoria, al peronismo, su partido de pertenencia, por parte de la candidata ganadora, según las primeras tendencias.

Sólo una pequeña concentración de militantes sociales y ex piqueteros kirchneristas frente a las puertas valladas del imponente hotel Intercontinental, cercado con maderas y un fuerte operativo de seguridad, fue parte de los festejos del kirchnerista Frente para la Victoria.

Lejos quedaron las grandes concentraciones que inmolaron al ex presidente Raúl Alfonsín, cuando el radicalismo, pero sobre todo la incipiente democracia convocó espontáneamente en octubre de 1983, en el clásico Obelisco, a casi un millón de personas, o los peronistas que supo convocar en 1989 el ex presidente Carlos Menem desde la porteña Casa de La Rioja, que se extendía por todo el centro porteño.

Tal vez la crisis del 2001, que dejó al sistema de representación casi en ruinas, hizo hoy olvidar los ruidosos festejos de la Alianza UCR-Frepaso que catapultó al radical Fernando De la Rúa en 1999, dejando afuera al menemismo, pero que se tuvo que retirar a los dos años en helicóptero de la Casa Rosada.

Cristina parece ser una continuidad de su esposo, Néstor Kirchner, también en esto, ya que el actual presidente, quien asumió el 25 de mayo del 2003, tampoco tuvo sus festejos en las calles porteñas porque ganó después de un ballottage que no fue, tras la renuncia del primer contrincante, Carlos Menem, el 24 de abril de ese año.

Fuente: Dyn