Los desacoples, e incluso los conflictos, generados por medidas con “falta de timing” y errores políticos obligaron al presidente Mauricio Macri a armar una mesa de coordinación de gestión con sus principales colaboradores y sus asesores políticos. La idea central: programar el orden y el formato de las principales medidas del Gobierno para evitar costos no previstos o innecesarios.
Entre otras cuestiones, aún hay macristas que se lamentan por el decreto que modificó la coparticipación en favor de la Ciudad por el traspaso de la Policía Federal, y que generó la furia de los gobernadores, o la suba de la tarifa de luz en plena discusión de la paritaria con los docentes.
Prácticamente a diario, Macri se reúne durante una hora con su “mesa chica” de gestión.
Allí se sientan el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el titular de Diputados, Emilio Monzó (éstos dos a cargo de la estrategia con la oposición) y los coordinadores económicos, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, quienes trabajan en jefatura de Gabinete. Allí se repasan las principales medidas en danza y grados de avance.
Luego cada uno se ocupa de su papel: desde cómo será comunicado (un rol histórico que Peña no delegó), hasta los diálogos con la oposición, en caso de que impacte de manera directa, en especial en el PJ. A esta mesa, dependiendo el temario, se le suman Alfonso Prat-Gay (Hacienda), Juan José Aranguren (Energía) o Guillermo “Guillo” Dietrich (Transporte).
No siempre el clima es distendido. El ex CEO de LAN, Lopetegui, ya generó roces con Isela Costantini, la titular de Aerolíneas Argentinas, con críticas solapadas. Y a veces no tanto: en el PRO le adjudican un plan para recortar gastos en la línea de bandera que, al menos por ahora, no podría pasar desapercibido por los gremios. Ni tampoco por Isela.
Tampoco Prat-Gay ni Quintana están muy a gusto con Carlos Melconian (Banco Nación) y, en contadas ocasiones, con Federico Sturzenegger (Banco Central).
Estos dos últimos suelen intentar hablar de manera directa con el Presidente y se jactan de cierto nivel de independencia en sus decisiones. Algo de razón tienen.
El ministro de Hacienda también generó ruido al interior de la mesa: los armadores políticos cuestionan retrasos en el pago a gobernadores del secretario de Hacienda, el ex kirchnerista Gustavo Marconato.
En la Casa Rosada recuerdan cómo frenó los fondos para una cooperativa de obras en Santiago del Estero, por $ 180 millones, cuando la gobernadora, Claudia Abdalá Ledesma, esposa del senador Gerardo Zamora (hoy un aliado del PRO), había pedido que se envíen los fondos.