Daniel Scioli llegó a la política de casualidad. Alentado por el entonces presidente Carlos Menem, el actual gobernador bonaerense aceptó ingresar a un mundo que hasta entonces miraba de reojo: fue diputado, ministro, secretario y vicepresidente antes de llegar a la conducción de la provincia más importante del país.
Mariano Confalonieri, autor de El Candidato (Editorial Planeta), ensaya en su libro algunas respuestas para trazar un perfil del peronista con más chances de ser presidente en 2015: "Es un tipo que al no venir de la política, no dar definiciones tajantes y no confrontar genera empatía. Hay una encuesta de 2011 donde le preguntan a la gente si aprueba o desaprueba la gestión de Scioli. El 57 por ciento dice “apruebo la gestión de Scioli”. Cuando le preguntan puntualmente por cada una de las medidas del gobierno de Scioli no dicen todas. Lo que demuestra que apoyan a Scioli sin saber qué piensa. Se ha configurado, a partir de los medios, una figura antagónica del kirchnerismo que, al mismo tiempo, forma parte del Frente para la Victoria".
Confalonieri reconstruye sus días en el Colegio Carlos Pellegrini donde tenía una escasa militancia estudiantil, según recuerdan sus propios compañeros, en los años previos al golpe de Estado de 1976. El libro indaga, además, sobre su vida íntima: el secuestro de su hermano Pepe en 1975; su casamiento, separación y posterior reconciliación con Karina Rabolini, y el reconocimiento de su hija Lorena cuando tenía 17 años.
Criado en el seno de una familia de clase media acomodada, Scioli tuvo un contacto directo con los medios de comunicación desde su niñez. Su padre, José Scioli, fue dueño de Canal 9 durante los años setenta y ochenta; sufrió la estatización de los canales que encabezó la presidenta Isabel Perón y volvió al control de la emisora con Raúl Alfonsín en el retorno de la democracia. El libro explora, además, sus relaciones con poderosos empresarios de los medios como Florencio Aldrey Iglesias, dueño del multimedios La Capital y del Hotel Hermitage, de Mar del Plata, y con Daniel Hadad, ex propietario de C5N.
Scioli, el candidato. "En el 2012, Scioli hizo pública su aspiración para suceder a Cristina. Habló en radio Rivadavia, pidió él hablar, y dijo que quería ser candidato a presidente si es que Cristina no iba por la reelección. Eso le valió, por supuesto, la condena del kirchnerismo. En ese momento tenía que pagar sueldos de aguinaldos en la provincia y estuvo más de un mes tambaleando porque no podía pagarlos hasta que la Nación le giró 1600 millones de pesos", recuerda Confalonieri a Perfil.com.
"¿Por qué digo que puede ser el candidato? Porque es un tipo con imagen alta que, a pesar de integrar el kirchnerismo y haber estado en las candidaturas testimoniales, en la pelea contra el campo, no se lo asocia con el kirchnerismo. De hecho, cada vez que el kirchnerismo lo ataca, la imagen de Scioli crece".