En el acto de apoyo que le hicieron políticos, abogados y otras figuras, el juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni confesó que había pensando en renunciar pero que decidió quedarse en medio del escándalo por los prostíbulos en sus departamentos.
"Hace unos meses decidí renunciar a la Corte Suprema y volver a ser juez. No se lo había contado a nadie. Pero ahora estoy preso. Ahora me quedo. Para que quede claro que no me voy por esta infamia", expresó hoy en la jornada en su apoyo en la Facultad de Derecho de la UBA.
"Yo no nací en la Corte ni moriré en la Corte", añadió el magistrado.
Coloquio de Derecho. Después de haber escuchado adhesiones, elogios y de ser ovacionado durante más de una hora, Zaffaroni emitió un discurso intelectual, jurídico y hasta político. Desmenuzó el escándalo por los prostíbulos como si fuera una causa judicial y analizo cada ítem con un texto muy elaborado.
"Les agradezco a los que van por la calle y me saludan. Gracias al pueblo argentino", comenzó el discurso. En un pasaje también agradeció al juez federal Sergio Torres por respaldarlo y a "los periodistas", "especialmente a Víctor Hugo Morales", quien fue el primero que le puso el micrófono al juez para que se defendiera.
De todos modos, Zaffaroni aclaró que "no quiere hacer un epopeya de esto: no quiero de trabajar de víctima, que es uno de los trabajos que más gustan en el mundo". Así insistió que "quiere trabajar por mis meritos, no como victima".
El juez de la Corte consideró que hubo un "totum revolutum de confusiones: son totalmente ajenos a este caso quienes la prensa amarilla involucró", explicó.
"Una parte creyó estas difamaciones, otra hizo que no las creía, pero la mayoría de la gente no las creyó", siguió el letrado, aplaudido por un aula magna llena con 1.500 personas.
"Es lo que yo hablo de la criminologia mediática", continuó el ministro de la Corte, pero opinó que a diferencia de los casos que él trato en ese fuero penal, "el amarillismo se equivocó: yo no soy quien no aguanta las pedradas".
El "coloquio" en la Facultad de Derecho tuvo al final un análisis de la libertad de expresión. "El amarillismo no se combate con censura sino con definiciones. Aunque la mejor ley de prensa es la que no existe", dijo finalmente.