A más de tres semanas de iniciado el escándalo por los departamentos de Eugenio Raúl Zaffaroni donde se ejercía la prostitución, descubierto por Perfil.com, el juez de la Corte Suprema salió a dar explicaciones sobre el caso y volvió a apuntar contra la inmobiliaria que administraba sus propiedades.
"Por mi parte está todo aclarado, puede haber alguna duda que documentaré como corresponde y lo enviaré al Congreso aunque no me lo pidan", afirmó el magistrado en diálogo con Radio Mitre.
Zaffaroni explicó que su apoderado, Ricardo Montivero, "le dio la administración a una inmobiliaria" de sus 15 propiedades. Consultado sobre si la inmobiliaria estaba debidamente habilitada, el magistrado respondió: "Supongo que sí. La inmobiliaria tiene un local donde funciona, donde se hacen los pagos de los alquileres, donde hay un domicilio en todos los contratos". Sin embargo, una investigación del diario Libre reveló que la inmobiliaria no tenía habilitación y está cerrada hace dos meses.
"La relación con la inmobiliaria naturalmente que se interrumpe y cambiaré de inmobiliaria", sostuvo Zaffaroni, al igual que lo hizo en una carta hace una semana. "Le estamos mandando una carta documento pidiéndole una rendición de cuentas y estamos desalojando los cinco departamentos.
El magistrado aseguró que "no hay delito" de la inmobiliaria, pero "probablemente deba hacer una demanda de caracter civil. La inmobiliaria toleró o no se enteró o no tuvo el debido cuidado. Hay un problema de naturalización del contrato de locación".
Zaffaroni también desmintió haber cobrado alquileres de hasta 6.000 pesos por departamentos de uno o dos ambientes. "Son alquileres que están entre 1.200 y 1.600 pesos que son los alquileres de plaza, lo que está fijado en todos los contratos y lo que se ha cobrado en todo momento", dijo. Sobre la posibilidad de que la inmobiliaria facturara esas sumas, opinó: "Eso no lo puedo saber, una cosa son las sospechas y otra cosa es probarlo. No sé si al desnaturalizarme el contrato no estaban haciendo una sub-locación".
Por último, el ministro de la suprema corte denunció "hostigamiento" de la "prensa amarilla" con su caso, y despegó el tema de una presunta campaña contra el gobierno nacional: "Me libero de esas interpretaciones, las han hecho otros, no han corrido por mi cuenta", aseveró.
"No es investigación periodística poner un fotógrafo en la puerta de mi casa durante las 24 horas con un taxi, seguirme por la calle y fotografiarme, a mí y a toda persona que entra y sale de mi casa, de atiborrarme de mensajes telefónicos, de llamar reiteradamente a mi oficina y a todos mis colaboradores incluso a la madrugada, eso es hostigamiento", sostuvo.
Por último, el juez atacó a lo que calificó como "prensa amarilla" y puntualmente criticó al empresario Jorge Fontevecchia, dueño de la editorial Perfil.
"Fontevecchia no me tiró con una bola de nieve, sino con una bola de cañón", dijo Zaffaroni, y después aclaró que no fue por la difusión de la noticia en sí misma sino por un supuesto acoso fotográfico hacia el o las personas que visitan su casa, además de la publicación sobre presuntas reuniones en Casa de Gobierno.
"Seguirme por la calle, fotografiarme a mí y a los que salen de mi casa, atiborrarme de mensajes telefónicos, llamar a mis colaboradores a la madrugada. Eso es hostigamiento, no es investigación. Es violación de normas de ética periodística", afirmó.
El jurista afirmó que "la vacuna contra eso es simple: que el periodismo serio se separe del periodismo amarillo" porque "el periodismo amarillo tiene su clientela cautiva, como la pornografía" y hay que dejarlo "aislado" para que "digan lo que quieran".