Para desacreditar a Graciela Ocaña, quien denunció que Cristina Fernández le había quitado el apoyo a su intención de denunciar e investigar a Juan José Zanola y otros sindicalistas, el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, se preguntó en su cuenta de twitter: "¿Justo una semana antes de las elecciones se acordó de un pedido que nunca existió?"
Pero la verdad que esta situación había sido conocida por lo menos dos meses antes. Exactamente en julio de este año, con la aparición de Él y Ella. En la página 145 del capítulo Vengo de parte de Néstor, se describe no solo la existencia del encuentro a solas entre Cristina Fernández y la entonces ministra de Salud. También el detalle de la reunión, donde Ocaña le anticipó a la presidenta tres cuestiones. Una: la existencia de pruebas judiciales para probar que Zanola y su esposa Paula Aballay habían participado de la entrega de medicamentos considerados truchos para pacientes oncológicos. Dos: que la obra social de camioneros también habría entregado troqueles apócrifos para cobrar los reintegros de la Administración de Programas Especiales (APE). Y tres: que 52 obras sociales sindicales amigas de Moyano habían recibido 47 millones de pesos para planea preventivos de salud que no le correspondían.
En ese capítulo se cuenta también que un poco antes Moyano visitó de improviso a Ocaña, le anticipó que venía de parte de Néstor Kirchner, le reclamó la cabeza de Juan Rinaldi- alguien que antes respondía a él pero que decidió acatar las directivas de Ocaña- y le exigió los fondos sindicales que la funcionaria se negaba a entregar, por considerar que no le correspondían.
Lo que hizo la semana pasada al blanquear que la Presidenta no impulsó sus investigaciones, fue blanquear un poco más algo que no era para nada desconocido.
(*) Especial para Perfil.com.