Hasta hace poco tiempo, su nombre pertenecía a un círculo del ámbito de la salud, ese que se desarrolla casi en silencio, ayudando a los que menos tienen y sin esperar nada a cambio. Denominado por muchos como el “doctor esperanza”, el nombre del médico pediatra, Abel Albino, sonó aquí, allá y en todas partes cuando salieron a luz una serie de definiciones suyas sobre la salud reproductiva y su confesada afinidad con varios preceptos de la religión católica.
El tema explotó cuando se lo mencionó como un posible integrante dentro del área de salud del eventual gobierno que podría presidir Mauricio Macri a partir del 10 de diciembre. Su larga trayectoria y lucha contra la desnutrición infantil quedó opacada por varios sectores progresistas, al ser tildado de ultracatólico y conservador. Las críticas comenzaron al darse a conocer fragmentos de Gobernar es poblar: ¿paternidad responsable o fornicación asistida?, un libro que Albino escribió hace cinco años, en el cual propone, para bajar la desnutrición, combatir la promiscuidad y explicar los métodos anticonceptivos. Además, allí pide causas penales para los médicos que reclaman ligadura de trompas y plantea que “la mujer debe esforzarse por ofrecer al hombre su virginidad tanto física como moral”. En otro tramo, escribe: “En los sectores marginados, muy frecuentemente, el ejercicio de la sexualidad se desarrolla de modo promiscuo y animal”.
El fundador de la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin) salió a responder sin pelos en la lengua. Con respecto al libro, sostuvo que no se arrepiente de nada de lo que escribió, “es la experiencia de un hombre que tiene 43 años de médico y que hace 23 años trata pobreza y desnutrición”, dijo. En varias entrevistas radiales sostuvo su oposición al aborto y dijo ser el abogado de criaturas indefensas que están en el seno materno y que su madre permite que las destrocen. “He visto en baldes los cuerpos de los niños destrozados, me opongo a eso porque es monstruoso”, graficó. Cuando se le señaló su ultracatolicismo, afirmó tajante: “Hace 35 años que pertenezco al Opus Dei”. El jueves, en el programa Lanata sin filtro, aclaró no estar trabajando para el macrismno. “Yo no trabajo para ningún partido político, yo trabajé toda mi vida para el país”, aseveró.
Íntimo. Pero, ¿quién es este médico pediatra? Nació en 1946, en Buenos Aires. Estudió Medicina en la Universidad Nacional de Tucumán, para luego obtener el mismo título en la Universidad Nacional de Cuyo. Años después, hizo su especialización en Pediatría en Chile y en 1992 viajó a Navarra para profundizar sus conocimientos en Biología Molecular. A su regreso de Europa, en 1993, fundó Conin en Mendoza y desde entonces desplegó una importante red de lucha contra la desnutrición en varios sectores vulnerables del país. “La sonrisa de un niño me produce alegría y, al mismo tiempo, compromiso”, suele repetir este hombre, que quedó viudo de su primera esposa en 1999.
Hoy, el gran apoyo de su vida son sus cinco hijas: María José (abogada), María Julia (publicista), María del Pilar (enóloga), María Cecilia (decoradora) y María Luisa. Todas ellas, que han acompañado su labor social siguiendo sus respectivas carreras profesionales, hoy sufren el ataque que recibió su padre. “Me angustia llegar a casa y ver que mis hijas estén llorando”, confesó el propio médico el jueves último.
Además de sus hijas, Albino ha encontrado un gran apoyo en su nueva pareja, María Carolina Illianes, una chilena de 57 años, con quien se casó el pasado 4 de julio en la Parroquia del Inmaculado Corazón de María.
Quienes lo conocen aseguran que Albino es un hombre de carácter alegre, solidario y tenaz. En una nota, el médico confesó tener como sueño un mundo “donde retorne a la espiritualidad”. Albino cultiva siempre la buena presencia. “Es un hombre fino, le gusta vestir bien y desea lo mismo de la mujer que lo acompañe”, contó a este diario alguien que lo conoce. Es fanático de las caminatas, le gusta la música clásica, el tango y el folclore. “Albino ama lo tradicional, le gusta recitar el Martín Fierro, comer asado y tomar vino malbec”, agregaron.
En Mendoza, como en todo el país, Albino divide aguas: hay quienes lo veneran y quienes lo defenestran. Sus detractores basan sus críticas en testimonios de mujeres que dicen haber recibido una fuerte bajada de línea religiosa cuando fueron atendidas por él. Del otro lado, están los que destacan su labor social y la ayuda que viene brindando desde hace años en materia de desnutrición infantil.
Hace unos meses, fue orador en una jornada en un congreso de ciencias económicas en Mendoza. Según cuenta un testigo, Albino hizo emocionar a un auditorio completo cuando expuso los ejes de una lucha que siempre suele resumir en una frase: “La guerra no tiene que ser del hombre contra el hombre, sino del hombre contra el hambre”.
Los dardos de los K
En plena campaña electoral, las opiniones de Abel Albino respecto de la sexualidad fueron duramente cuestionadas esta semana desde algunos sectores del oficialismo más duro, en las redes sociales y en el ámbito de sectores progresistas. En muchos casos los dardos apuntaban por elevación al candidato presidencial más que al médico.
La periodista Julia Mengolini lanzó al aire, en su programa de radio en Nacional Rock: “Usted es un enfermo, señor, todo lo que piensa es de depravado”. Por su parte, Víctor Hugo Morales tampoco se privó de lanzar criticas al pediatra.
“Todo el mundo dice que este señor luchó contra la desnutrición infantil, pero yo les quiero contar que fue expulsado de la Asociación de Pediatría, para muchos profesionales es un chanta”, redobló Mengolini en un segundo momento. Por su parte, Víctor Hugo Morales opinó: “Es un hombre interesante de un palo muy parecido al de Cambiemos. (...) Le va como anillo al dedo. Su manera de pensar coincide con líneas generales, y algunas son directamente el corazón de lo que filosófica e ideológicamente uno entiende que es Cambiemos”.