El millonario George Soros, de 92 años, entregó la gestión de su imperio empresarial de 25.000 millones de dólares y su legado político a su hijo, Alexander Soros, un joven de 37 años que promete usar el dinero de la familia para abogar por más causas de extrema izquierda, como el derecho al voto y al aborto, así como la igualdad de género.
"Yo soy más político", afirmó Alex Soros al Wall Street Journal, por lo que los medios más conservadores de Estados Unidos alertaron ya de las intenciones de Soros de influir en la política nacional e internacional. El padre de Alex tranquilizó diciendo que tienen "ideas parecidas" en la misma entrevista.
"Me encantaría ver que el dinero no jugara un papel tan importante en la política, pero mientras la otra parte lo haga (por medio de contribuciones), vamos a tener que seguir haciéndolo también", dijo dijo Alex Soros en referencia a su implicación en la campaña de las elecciones presidenciales estadounidense de 2024.
Desde 2018, invirtió alrededor de 5,7 millones de dólares en comités de acción política de tendencia izquierdista y arcas de campañas demócratas, según documentos presentados por la Comisión Federal de Elecciones.
En ese sentido, expresó su preocupación por la intención del expresidente Donald Trump de presentarse como candidato a las elecciones del año que viene.
Alex Soros se reunió en varias ocasiones con altos cargos de la Administración del presidente Joe Biden como la vicepresidenta Kamala Harris o el portavoz de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, a quien llamó "un buen amigo", así como con varios dirigentes internacionales como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, o el canadiense Justin Trudeau.
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Los registros de la Casa Blanca revelan que Alex Soros visitó al menos 14 veces desde diciembre de 2021: solo en abril del año pasado, hizo dos visitas en abril, tres en septiembre, cuatro en octubre y cuatro en diciembre. En una de ellas se reunió con la asesora del entonces jefe de gabinete Ron Klain, Nina Srivastava, quien trabajó en la campaña presidencial de Biden.
Alex Soros es desde diciembre el presidente de la organización sin fines de lucro de Soros, Open Society Foundation, que destina alrededor de $1500 millones al año a grupos que respaldan los derechos humanos en todo el mundo y construyen democracias, al mismo tiempo que financia varias universidades.
Además, se encarga del superPAC de Soros, PAC Democracia, una de las fuentes de financiación más importante para las campañas de fiscales de distrito de izquierda, como la del fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, principal responsable de las investigaciones abiertas contra Trump.
En la entrevista, Alex Soros llamó a los dirigentes políticos demócratas a ser más claros con su mensaje, "más patrióticos e incluyentes" para conseguir el apoyo de los votantes. "Solo por que alguien vote a Trump no significa que esté perdido o sea racista", argumentó. "Nuestro lado tiene que ser más patriótico e inclusivo", sentenció.
En particular el heredero de George Soros tiene la intención de ayudar al Partido Demócrata con el voto latinoamericano y mejorar sus resultados entre los votantes negros.
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Nacido en 1984, se creía que Alex tenía remotas posibilidades de hacerse cargo de la fortuna de su familia, y muchas personas cercanas a los Soros creían que su medio hermano mayor, Jonathan (un abogado de de 52 años con experiencia en finanzas y fondos de cobertura), tomaría las riendas.
Alex, mientras tanto, era conocido por su extravagante estilo de vida, recogiendo modelos y haciéndose amigo de las leyendas de la NBA. Sin embargo, comenzó a ganarse la confianza de su padre, reemplazando al empresario en los viajes a las oficinas de la organización en todo el mundo.
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Especulador legendario reconvertido en filántropo, George Soros se prepara para ceder el control de su imperio a los 92 años.
Personaje odiado por una parte de la derecha dura y de los adeptos a las teorías conspirativas, que lo acusaron, entre otras cosas, de haber financiado manifestaciones violentas, maniobrado para derrocar gobiernos o fabricado una crisis migratoria en Europa.
El mes pasado, Elon Musk lo atacó en un tuit señalando que Soros "quiere erosionar el tejido mismo de la civilización. Soros detesta a la humanidad".
Las críticas venían por los miles de millones que entregó mediante su organización Open Society Foundations (OSF) a favor de reformas de la economía y la justicia, del derecho de las minorías y los refugiados, o de la libertad de expresión. Fue luego de convertirse en una eminencia de las finanzas que destinó su dinero a defender estas ideas.
En su larga historia en los mercados, la mayor jugada de George Soros habrá sido su apuesta a la caída de la libra esterlina en 1992, cuando Inglaterra se hundía en la crisis económica. Luego de este ataque a la libra, que le permitió embolsarse mil millones de dólares de ganancias, se convirtió en una referencia en los medios financieros, adulado por muchos inversores y temido por los ministros de Economía de las mayores potencias mundiales.
Soros nació el 12 de agosto de 1930 en una familia judía de Budapest. Gracias a falsos documentos, él y su familia escaparon a los nazis durante la ocupación de la ciudad entre 1944 y 1945. Luego de la instauración del comunismo en Hungría partió a Londres en 1947, en donde estudió en la prestigiosa London School of Economics, antes de emigrar a Nueva York en 1956.
Prosperó en el mundo de las finanzas y creó en 1970 su propio fondo especulativo, origen de su fortuna. Actualmente posee un patrimonio evaluado por Forbes en 6.700 millones de dólares, aunque esa cifra no incluye los 18.000 millones de dólares transferidos a sus fundaciones en 2017.
Comenzó con la filantropía en 1979 a través de becas a estudiantes negros sudafricanos en pleno apartheid. Luego ayudó a disidentes de los regímenes comunistas en Europa central y, tras el final de la Guerra Fría, su actividad se extendió a todos los continentes y a otras áreas de actividad.
En Estados Unidos, por ejemplo, sostiene programas de ayuda a adictos y de reforma del sistema carcelario, se declara favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo y a la despenalización del cannabis.
La defensa de estas ideas le granjeó críticas inmediatas, pero los ataques en su contra se volvieron más virulentos a partir de 2010, muchas veces rozando el antisemitismo. El primer ministro nacionalista húngaro, Viktor Orban, le reprochó alentar la inmigración y conspirar contra su gobierno a través de las ONG que financia. Su organización debió dejar el país en 2018.
Poco después, Soros fue nombrado "personalidad del año" por el Financial Times, que entonces lo calificó como "padre del sector de los fondos especulativos" pero saludó sobre todo su papel de "porta estandarte de la democracia progresista" y su combate contra "el autoritarismo, el racismo y la intolerancia".
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Pero la historia de George Soros no solo está hecha de éxitos: tuvo pérdidas monumentales durante el crack bursátil de 1987 o la crisis rusa de 1998 y en 2002 fue condenado en Francia por uso de información privilegiada y en Hungría en 2009 por manipulación de mercado.
Su fondo continúa por el camino que le trazó, invirtiendo en nuevas tecnologías, en el sector inmobiliario y en materias primas. Pero este paradójico "lobo" de Wall Street suele denunciar los defectos del capitalismo, y aboga por una mayor regulación de los mercados.
En un ensayo en 2011, escribió: "Mi éxito en los mercados financieros me aportó un grado de independencia más importante que el que tiene la mayoría de la gente. Eso me obliga a tomar posición en temas controversiales sobre los cuales otros no pueden expresarse".
ds