No será una plataforma elevada y unidireccional con personas aplaudiendo a los laterales pero el recorrido por los pasillos de la presente edición de ArteBA es una suerte de pasarela donde visitantes y anfitriones deambulan para mostrarse, hacerse ver, curiosear y sobre todo vender. Finalmente, ése es el objetivo primario de toda feria.
Quien descubra hacia dónde va el mercado del arte y se divierta o empeñe buscando la respuesta habrá hallado el Santo Grial, aunque sea de manera efímera. Mientras tanto, a 24 horas de su clausura, la vigésima quinta edición de ArteBA parece encaminda a lograr un nuevo récord de visitantes.
Almuerzos privados, visitadas guiadas esponsorizadas y charlas fueron parte del menú. También visitantes de todo el espectro mediático: empresarios , funcionarios, y personajes del deporte y la televisión. Por su dimensión y propuesta interactiva, Ascensores, la instalación que diseñó el artista Leandro Erlich en el espacio de una reconocida bodega, causó sensación, que se tradujo en fotos subidas a las redes sociales.
También lo interactivo sorprendió en el stand de una universidad, donde enfocando un celular sobre sus paneles aparecían obras de las exposiciones que esa entidad tuvo a lo largo de su historia.