PROTAGONISTAS
la cultura en jaque

Cineastas argentinos dicen por qué la industria del cine nacional está en peligro

Los cuatro están detrás de las películas argentinas que recorrieron festivales internacionales en el último año. María Alché –con Benjamín Naishtat– lo hizo con ‘Puan’; Ulises de la Orden con ‘El Juicio’; Demián Rugna con ‘Cuando acecha la maldad’, y Rodrigo Moreno con ‘Los delincuentes’. El cine nacional ante un futuro complicado.

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En alerta. Demián Rugna (arr. izq.) director de Cuando acecha la maldad; Rodrigo Moreno (ab. izq.), compite en los Oscar con Los delincuentes. Ulises de la Orden, de El Juicio. Alché y Naishtat, de Puan. | nestro grassi/afp

Son días de zozobra para el cine nacional, que permanece más que atento por la intención manifiesta del gobierno actual de modificar la Ley de Cine, que rige al Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales). Si sucediera, este ente, entre otras cosas, podría perder gran parte de los ingresos que percibe. En este contexto de emergencia, y en línea con la reacción de todos los sectores de la cultura que se verían afectados por las leyes que propone Javier Milei, el mundo del cine tomó el guante y algunos de los principales referentes participaron en el plenario de Comisiones de la Cámara Baja para explicar lo que implicaría ese atentado a la ley vigente. Tal el caso de Lucrecia Martel, que sostuvo que “me da la impresión de que no se han puesto en contacto con el sector o que han sido escritas por personas con muchos prejuicios sobre nuestra industria.” Por su lado, Santiago Mitre sostuvo que “las películas argentinas se exportan a todo el mundo, generan divisas, valor agregado y trabajo de calidad; le da visibilidad a nuestro país y genera admiración”.

Santiago Mitre: "Quienes creemos en el cine, debemos hablar de su importancia".

PERFIL habló con Rodrigo Moreno, María Alché, Demián Rugna y Ulises de la Orden, cuatro de los realizadores que  con, respectivemente, Los delincuentes, Puan, Cuando acecha la maldad, y El Juicio, marcaron la agenda local del año que acaba de terminar, y además recorrieron festivales internacionales. Rodrigo Moreno compitió en el Festival de Cannes con Los Delincuentesluego preseleccionada por Argentina para los Oscar 2024–, y sostiene que “el fomento sostenido al cine permitió que Argentina viva los treinta mejores años de su historia, riquísima por cierto. Por un lado, el cine logra su sustentabilidad, se generan muchísimos puestos de trabajo, aparece una nueva generación no solo de directores sino también de técnicos que renuevan y ponen en el mapa, en primera línea, al cine argentino. Por otro lado, se generan éxitos comerciales y películas que están representando a la Argentina en el exterior. Insisto en que esto es de manera sostenida: todos los años los grandes festivales reciben al menos una, dos o tres –y a veces más– películas argentinas. Por lo tanto, la desaparición del 25 por ciento del Enacom al Instituto de Cine, la pérdida de la autarquía, implica el desfinanciamiento absoluto de la industria local. El diez por ciento de las entradas es realmente muy poco dinero para producir; además no hay gravamen sobre las plataformas y creo que acá es donde se esconde el proyecto que está involucrado en la ley ómnibus y que tiene que ver con reducir la industria del cine argentino a las actividades que produzcan Amazon, Netflix y HBO; luego está Star Plus que produce series. Es decir, le quitaríamos toda la fuerza que tiene el cine argentino, y probablemente sería su extinción”.

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Escuela en peligro. María Alché codirigió y coguionó Puan junto a Benjamín Naishtat, y en el Festival de San Sebastián 2023 el filme ganó como Mejor Guión y su protagonista, Marcelo Subiotto, como Mejor Actor. En  diálogo con PERFIL, Alché sostiene que la aprobación de las modificaciones de la Ley de Cine implicaría “un gran retroceso para el cine argentino tal como lo conocemos”. El desfinanciamiento por el no incremento al fondo de fomento –cuya merma ya existe–; y el no gravar a las plataformas “reclamo unánime de todo el sector”, dice Alché, “más la quita de gran parte de los recursos que ya existen–como hizo Domingo Cavallo en 1996– y que provienen del Enacom, desfinancian toda la actividad cinematográfica. Sólo se mantiene el impuesto del diez por ciento sobre el valor básico de las entradas de cine, y el resto de los recursos dependerá de lo que determine el Presupuesto Nacional de cada año. Este punto significa concretamente un desfinanciamiento del Incaa. Además, desaparecería la Enerc (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica), que ha sido vital desde su establecimiento en 1965, con ocho sedes nacionales y con nueve carreras técnicas, dándole la oportunidad de estudiar y formar parte de la industria audiovisual a un montón de jóvenes de todo el país”.

 

Identidad en riesgo. Demián Rugna puso al terror argentino en lo más alto cuando su película Cuando acecha la maldad ganó el premio a la Mejor Película en el Festival de Sitges, el principal evento de cine fantástico a nivel mundial, y además en Argentina fue un éxito de taquilla teniendo en cuenta que el género de terror no abunda en la cinematografía local. “Si se vota la ley caerán las producciones nacionales independientes, lo que significará la pérdida de muchísimos puestos de trabajo”, explicó  Rugna a PERFIL. “De alguna manera, muchas Pymes cerrarán y muchos talentos emigrarán a otros países. Pero lo más grave es la pérdida de una identidad nacional porque la cultura sufrirá la extrangerización de propuestas, ya que primarán las de grandes plataformas y productoras internacionales. El cine argentino es una industria pionera en América Latina; es nuestra ventana al mundo y una de las formas que tenemos de compartir nuestra identidad en cualquier rincón del planeta. Pero también es una ventana hacia dentro, que nos permite identificarnos con nuestras  propias historias”.

 

Embajadores. Con El Juicio, Ulises de la Orden llevó el juicio a las juntas militares a su versión documental y logró amalgamar una historia tan importante como difícil de contar que, por ejemplo, fue celebrada en el Festival de Berlín. De la Orden coincide con Alché, Rugna y Moreno en lo fundamental que fue la ley de cine (17.741) para el desarrollo de esa industria. “No es la lógica del mercado la única herramienta para nuestro cine y nuestra cultura. Hay más: cuando las películas recorren el país somos agentes de información, y somos una embajada cuando andan por el mundo. El riesgo de perder la financiación del Incaa es perder esa capacidad de mostrarnos cómo somos, y de quedar sometidos a relatos extranjeros, que no nos pertenecen y que configuran más bien una identidad que nos colonializa”, dijo de la Orden a PERFIL el director.