El príncipe Carlos de Inglaterra, también conocido como el príncipe de Gales, advirtió hace más de 50 años sobre los efectos de la contaminación en el clima y no fue escuchado.
“Los seres humanos no dan los pasos necesarios hasta que todos se enfrentan al problema”, lamenta ahora, cuando a los 73 años continúa esperando su turno para reinar. Sin embargo, el hijo de la reina Isabel II alcanza esta edad con la consciencia tranquila por haber hecho lo que estuvo a su alcance para combatir la crisis climática.
Recordando sus primeras advertencias sobre el calentamiento global, hace medio siglo, Carlos de Inglaterra continúa participando en videoconferencias y foros internacionales sobre ambientalismo mientras espera su momento para reina. Y advierte que el cambio climático costará una fortuna arreglarlo porque el mundo “aplazó el problema por tanto tiempo”.
“Cualquier líder que haya tenido que enfrentar desafíos tan peligrosos para la vida sabe que el costo de la inacción es mucho mayor que el costo de la prevención”, dijo recientemente ante los líderes del mundo en la cumbre del clima COP26.
Tiempo antes, en una entrevista, el príncipe lamentó que los seres humanos “no toman las medidas necesarias hasta que todo el mundo se enfrente al problema”, y calcula que salvar el planeta ahora “costará más de lo que cuesta lo hubiera hecho si hubiéramos abordado el problema hace algún tiempo”. Al decir que “no había absolutamente” suficiente acción para abordar una “crisis climática”, dijo: “La teoría es que nos queda esta década… todo lo que estamos haciendo ha sido destruir nuestros propios medios de supervivencia, y mucho menos la supervivencia de todo lo demás de lo que dependemos”.
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“A veces nos hemos olvidado que creo que somos parte de la naturaleza, entonces lo que le hacemos al mundo que nos rodea nos lo estamos haciendo totalmente a nosotros mismos”, advirtió el futuro rey en una videoconferencia sobre el clima con activistas ambientalistas y políticos. “No podemos continuar ahora con toda la capa de hielo derritiéndose por completo. Esto es aterrador para mí, siempre lo ha sido. Hay un mundo mejor ahí fuera. Hay una esperanza real, pero tenemos que actuar juntos y tenemos que recordar que el mundo natural es lo que nos sostiene”.
El príncipe Carlos fue ridiculizado el 19 de febrero de 1970, cuando advirtió sobre los efectos de la contaminación ambiental. En un discurso, cuando tenía 21 años (ver video), alertó que el número de seres humanos “está aumentando más rápido que los recursos del entorno local” y habló de la “amenaza creciente de la contaminación por petróleo en el mar” por el uso de millones de productos no retornables y de plásticos indestructibles, y efecto de los “gases bombeados por infinitos automóviles y aviones” sobre el aire que se respira. “En los años 60, cuando era un adolescente, me importaba mucho todo lo que estaba sucediendo”, dice ahora.
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“Hemos estado muy ocupados probando nuestro mundo hasta la destrucción y lo hemos dejado todo para el último minuto”, reclamó el príncipe a principios de este año, cuando las incendios se extendieron sin control en Chipre, Grecia y Turquía. “Nuestro planeta está en crisis y, sin importar donde estemos, ningún país es inmune. Ahora no tenemos otra alternativa: tenemos que hacer todo lo posible en el poco tiempo que nos queda para evitar la enorme catástrofe climática que ya ha comenzado a mostrar su rostro de las formas más aterradoras...”.
En la cumbre del clima organizada por la ONU en Glasgow, Carlos volvió a alzar la voz ante los gobernantes del mundo: “Solo puedo instarlos, como tomadores de decisiones del mundo, a encontrar formas prácticas de superar las diferencias para que todos podamos ponernos manos a la obra, juntos, para rescatar este precioso planeta y salvar el futuro amenazado de nuestros jóvenes”. Y les advirtió: “La escala y el alcance de la amenaza que afrontamos llama a crear una solución global basada en transformar radicalmente nuestra economía fundamentada en los hidrocarburos a otra que sea auténticamente renovable y sostenible”, declaró.
Carlos asegura que los seres humanos deben tener una estrategia “de guerra” si quieren conservar su único mundo. “Me parece que tenemos que enterrar nuestras diferencias para rescatar este planeta y todo lo que significa, este planeta milagroso, para el futuro de generaciones venideras”, dijo en un discurso en el British Council en Londres. Entonces, se alineó con jóvenes como la ambientalista sueca Greta Thuberg: “Comprendo totalmente la frustración y la desesperación de tantos jóvenes porque estos problemas están tardando demasiado en abordarse adecuadamente”.
Las iniciativas de Carlos, un personaje no tan popular como su madre Isabel II, son bien recibidas por los ambientalistas. En los años 70, hablaba de los problemas de los desechos plásticos, mientras se esforzaba por convencer al público sobre la necesidad de reciclar. Sus súplicas parecieron haber caído en oídos sordos, pero se dice que sus hijos, el príncipe Guillermo y el príncipe Harry, admiran a su padre por esta postura y adoptaron sus hábitos de reciclaje.
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También aboga por el uso de los productos orgánicos y de origen local y, tras al campo, comenzó a cultivar una granja orgánica en sus jardines, que culminó con el lanzamiento de su propia marca orgánica Duchy Originals en 1990, que ahora vende más de 200 productos sostenibles desde alimentos hasta muebles de jardín. Además, el futuro rey hace funcionar uno de sus coches con una mezcla de combustible compuesta por un 85% de bioetanol - excedentes de vino blanco inglés y suero de la elaboración del queso- y un 15% de gasolina sin plomo.
En enero de 220, el príncipe mencionó ante líderes empresariales y políticos del Foro Económico Mundial su plan de 10 puntos para la lucha contra el cambio climático:
1) Poner la naturaleza y la protección del capital de la naturaleza en el corazón de las operaciones.
2) Crear vías responsables para descarbonizar para llegar a cero neto, y para que los gobiernos y las empresas establezcan un plan claro sobre cómo se descarbonizarán.
3) Reinventar el sistema industrial a través de la lente de los mercados sostenibles.
4) Identificar tecnologías innovadoras que puedan acelerar la creación de una economía sostenible y eliminar las barreras al cambio.
5) Eliminar los subsidios que evitan que la economía se vuelva más sostenible y establecer impuestos, políticas y regulaciones de una manera que catalice mercados sostenibles.
6) Invertir en ciencia, tecnología, ingeniería y habilidades matemáticas, y en investigación y desarrollo, para ayudar a llevar las tecnologías emergentes al mercado.
7) Invertir en la naturaleza como motor económico de crecimiento.
8) Acordar métricas unificadas para medir estándares ambientales, sociales y de gobierno, para proporcionar transparencia a las cadenas de suministro de la empresa.
9) Facilitar a los consumidores ver qué productos son éticos y sostenibles.
10) Realinear la inversión para que pueda apoyar la sostenibilidad. Esto dirigiría billones de libras en fondos de pensiones, fondos soberanos a proyectos ambientalmente responsables que ofrecen valor a largo plazo y tasa de rendimiento.