El príncipe de Mónaco pagaría US$ 13 millones a su esposa Charlene para que no se vaya del palacio
La exnadadora olímpica, que pasó meses en Sudáfrica y después en un centro de salud de Suiza, "tiene precio" y quiere dejar de depender económicamente de su marido. Medios franceses afirman que el príncipe firmó un “contrato ultraconfidencial” para que ella cumpla sus funciones.
Charlene de Mónaco, esposa del príncipe Alberto II, y sus hijos Jacques y Gabriella. |
AFP / Palais Princier
El príncipe Alberto II de Mónaco acordó pagar a su esposa, Charlene, casi 13 millones de dólares por año para asegurarse de que cumpla con su papel de princesa consorte después de permanecer un año lejos del palacio, aquejada por problemas de salud física y mental.
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La larga ausencia de Charlene en el principado y la separación de sus hijos, de 8 años, despertaron rumores de crisis matrimonial. Una serie de orquestadas fotos familiares y la afirmación de que la princesa tiene problemas psicológicos tampoco lograron acallar las noticias sobre su matrimonio.
Los medios franceses ahora afirman que Alberto IIfirmó un “contrato ultraconfidencial” con su esposa para pagarle 12,6 millones de dólares por año para participar en sus funciones públicas como consorte.
Charlene, una princesa que “tiene precio”
Ex nadadora de alto nivel, Charlene Lynette Wittstock, nacida en 1978 en Rhodesia (ahora Zimbabue), se casó con el príncipe Alberto de Mónaco en 2011. Tienen dos hijos gemelos, el príncipe herero Jacques y la princesa Gabriella, condesa de Carladés.
El papel de la princesa consorte no está definido por la Constituciónmonegasca, pero su aparición en las ceremonias estatales es necesaria. Además, dado que es la madre del príncipe heredero Jacques, ella cumpliría un rol clave como regente si el príncipe Alberto fallece antes de que el niño cumpla 18 años.
Según diarios y revistas franceses, el príncipe Alberto -hijo de los míticos Rainiero III y Grace Kelly- está “haciendo todo lo posible” para mantener a la princesa Charlene “a su lado en eventos públicos” del principado.
Después de unos meses de tratamiento en una institución especializada en Suiza, la princesa consorte regresó a Mónaco en marzo y apareció públicamente con su esposo e hijos en abril, en las festividades de la Pascua. El palacio dijo que retomaría gradualmente sus funciones.
“Pero la princesa no regresó a ningún precio, sino que habría hecho que su marido firmara un contrato ultraconfidencial”, dijo la revista francesa Voici. Haciéndose eco de la noticia, Paris Match dijo que Alberto II “pagaría una buena suma a la princesa para que apareciera a su lado”.
De esta forma, se espera que Charlene ahora asista, por contrato, al el Gran Premio de F1 de Mónaco (29 de mayo) y el benéfico Baile de la Rosa (8 de julio), donde la dinastía Grimaldi juega un papel clave en la recolección de fondos, y la fiesta nacional (noviembre).
Un dinero que haría que Charlene fuera más independiente en términos financieros
El principado de Mónaco divulga anualmente la asignación para los gastos de funcionamiento del Palacio de los Príncipes de Mónaco, residencia de la familia soberana. El presupuesto estatal es de 8 millones de euros anuales, aunque se estima que los negocios privados de la dinastía elevan los ingresos a 50 millones.
Sin embargo, los miembros de la familia Grimaldi no son funcionarios asalariados, lo que significa que Charlene depende absolutamente de la billetera de su marido (que también es un multimillonario por derecho propio), para sus gastos personales.
“Por supuesto que la princesa disfruta de grandes ventajas, pero el efectivo no está garantizado”, dijo una fuente citada por la prensa británica. “Ella pasó por un momento muy difícil, por lo que tendría sentido que Charlene tratara de asegurar sus propios ingresos”.
Charlene volvió a Mónaco el 8 de noviembre tras una larga estancia en Sudáfrica, donde se le realizó una cirugía bajo anestesia general a principios de octubre, la última de una serie de intervenciones decididas tras una infección otorrinolaringológica.
Días después, el palacio informó que la princesa se había internado “en un establecimiento especializado por el cansancio ligado a su fragilidad”, lo que confirma las afirmaciones sobre problemas de salud mental que dio Alberto II a la revista estadounidense People.
El distinguido experto real francés Stephane Bern, una voz autorizada sobre los secretos de las monarquías, especula sin embargo que la salud de Charlene se usa como una cortina de humo para tapar los problemas matrimoniales.
“El Palacio ha tenido que invocar a una princesa que sufre tantas veces que a los monegascos de hoy ya les resulta difícil de creer”, escribió.
