“No fui porque no era mi intención, y no me gusta ver esas cosas, es algo muy frío. Tampoco me parecía correcto. Iba a haber mucha gente y eso tampoco me gusta. Pero estuve al tanto de todo y lo vivo con mucho nerviosismo. Por suerte, se dio tal cual estaba programado”. El que habla, en diálogo con PERFIL, con la voz entrecortada de la emoción y la ansiedad, es Oscar Espinosa, quien luego de 77 años y una lucha judicial decidió hacer un juicio de filiación y logró que la Justicia autorice la exhumación del cuerpo de Juan Manuel Fangio para determinar si realmente él era su padre.
El procedimiento se llevó a cabo ayer en el cementerio de la ciudad de Balcarce. Allí, poco después de las 11 de la mañana se hicieron presentes el juez en lo Civil y Comercial Nº 5 de Mar del Plata, Rodrigo Cataldo, acompañado por los peritos médico forenses y el abogado de Espinosa, Oscar Scarcella. Entonces, los restos de Fangio fueron retirados del panteón familiar y recorrieron unos 200 metros hasta la morgue del lugar, donde los peritos extrajeron una serie de muestras que serán enviadas y analizadas para las pruebas de ADN en la ciudad de La Plata. Ahora habrá que esperar sesenta días para tener los resultados y determinar si la lucha de Espinosa tiene el final que él espera. “Y ahora estoy con nerviosismo esperando los resultados”, se limitó a decir Espinosa, que se convenció de hacer el juicio luego de la muerte de una de sus hijas, que le pedía que no se quede con la duda sobre su identidad.
Según alega su abogado, Espinosa nació en 1938 producto de la relación que mantuvieron Fangio y Andrea Barruet. La historia dice que Beba acompañó al piloto a Europa durante su época de gloria y Espinosa quedó a cargo de su abuela materna. Pero en 1958, la relación terminó.
Esta prueba servirá no sólo para el caso de Espinosa, sino también para el de Rubén Vázquez, quien inició el juicio de filiación en 2005, en el Juzgado en lo Civil y Comercial N° 13 a cargo de Daniel José Dipp, en La Plata.
