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tactica histerica en version masculina

Jesica Cirio acepta no posar junto a Martín Insaurralde para cuidar la relación amorosa

La modelo niega que el romance sea parte de la estrategia de campaña del candidato kirchnerista. Esta semana, se turnaron para ir a un mismo evento en horarios distintos.

Cambiante. Cirio pasó de decir que el político no era su tipo de hombre a elegirlo como su pareja.
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Parece que se está gestando un nuevo clásico en el libro de juegos de los políticos argentinos, porque las historias comienzan a repetirse. Ella, rubia, pulposa, joven, famosa. El, divorciado, con hijos, algunos años mayor. Se conocen de manera casual y, en algún momento, comienzan a circular rumores de romance. El caballero, no niega ni afirma, no calla ni declara. La poca definición termina dejando a su supuesta dama desdibujada y, al mismo tiempo, el misterio le da peso mediático a la también supuesta relación. Si esto es resultado de un plan o no, es difícil de desentrañar, pero lo que sí es un hecho es que hace tiempo la histeria –prejuicio mediante– ya dejó de ser una condición femenina.
Hace no tanto, fueron Luciana Salazar y Martín Redrado. A pesar de las idas y vueltas, Luli perseveró, se tragó su orgullo –y también gritó su bronca– para luego mantenerse entre las sombras hasta que, de a poco, fue consiguiendo lo que ella, y tantas otras mujeres, buscan; que las cosas estén claras. Ahora son Jesica Cirio y Martín Insaurralde.
Para ellos, los rumores empezaron a fines de junio, cuando estaban solteros. La modelo recién se había separado de su novio de entonces, el ex corredor de rally Lucas Bernardi, y el intendente de Lomas de Zamora estaba en plena campaña y sin una relación formal en cinco años. Rápidamente, ella tomó la posta; se sentó en el living de Intrusos y desmintió los dichos: “Me parece buena gente, me gusta su trabajo, pero yo dije que nunca saldría con alguien del medio. No tengo ganas de salir con nadie, lo que menos quiero es un novio, quiero estar con mis amigas. Además, Martín no es mi estilo”. Y como uno es preso de sus palabras pero, también, libre de cambiar de idea, un mes y medio después, a mediados de agosto, su ideal de pareja había cambiado. Se encontraron en un almuerzo en Kansas. Luego de que trascendiera la comida, fue él, por primera vez, quien salió a hablar. “No me molesta hablar de mi vida privada. He contado lo de mi enfermedad”, dijo, desentendido, en diálogo con Jorge Rial en radio La Red. “Si la gente cree que yo como dirigente especulo... mi vida forma parte de resolverle los problemas a la gente. Si tengo que estar pensando en esa especulación, de que tengo que presentar una novia para ganar votos, no sería la Argentina”.
Esa es la excusa que sigue separando –en público– a la nueva pareja del político y la chica sexy. Y el miércoles último lo dejaron en claro cuando ambos fueron a la inauguración de un local de ropa de Jorge Rial, en Recoleta, pero prolijamente se separaron en turnos. Primero llegó él y recién cuando se retiró, arribó ella. “La idea es que después no digan que estamos haciendo campaña política con nuestra relación. No queremos mezclar nuestro laburo con la relación que estamos arrancando, que es súper linda y sana. En muchos lugares dijeron que yo estaba con él para hacer campaña. Nada que ver. Si tanto dicen eso, preferimos guardarnos para que dejen de hablar”, dijo ella.