PROTAGONISTAS

La carta de Florencia de la V

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Definitivamente el bien ha perdido una batalla. Hoy el mundo es un poco menos bueno. No sólo mi mundo, al que le va a faltar alguien tan especial, un alquimista que podía hacer que cualquier momento triste o vulgar se transformara en mágico e irrepetible. Al mundo, con mayúsculas, le va a faltar alguien que representaba el bien, con mayúsculas.
Esta carta está escrita en primer lugar para quienes no conocieron a Jorge. Quiero que sepan ahora que no está (o ahora que está más que nunca)
quién era ese hombre luminoso, lleno de amor en las manos, cuya mirada calaba tan hondo que llegaba siempre al alma. Muchas veces se dice que la muerte mejora la imagen que tenemos de las personas. No es éste el caso… no, definitivamente, la verdadera imagen de Jorge era la que mostraba su pasión por la vida, una pasión que lograba transmitir hasta al más desolado.
Jorge era la vida, era una persona en estado de primavera permanente. Jamás conocí a alguien a quien le resultara tan propia la felicidad o la tristeza ajenas. Es que para él nada era ajeno… te miraba y decía “contame” y, como sólo saben hacer los elegidos, se iba mimetizando con tus historias como si fueran propias; entonces mágicamente te hacía sentir que tu alegría se amplificaba o tu dolor se reducía. Aun en su reconocido e inigualable talento como creador se le notaba ese amor por el otro. Porque él no sentía el orgullo egocéntrico de ver reconocidos sus vestidos; él sentía la satisfacción plena de haberayudado a que alguien se sintiera más bella, más plena, en total armonía consigo.
Ahora quiero hablarte a vos, Jorge. Quiero que estas palabras vuelen y surquen los cielos para llegar a esos oídos que tantas veces con tanto amor me escucharon. No me queda la sensación de no haberte dicho lo mucho que te amaba; todos te amábamos y te lo decíamos: Pablo, mis hijos, pero es inevitable sentir que la muerte me arrancó una parte de mí, que tu ausencia será ahora una presencia permanente,
necesaria. Sé que no te gustaría verme devastada, sé que me abrazarías hasta que mis lágrimas te llenaran esos hombros de seda que tenías. Jamás, ni en la peor de mis pesadillas podía imaginarme que te irías tan pronto. Es terrible afrontar tu muerte sin vos, que eras quien siempre me auxiliaba ante el dolor. Pero quiero decirte que cuando este mar de lágrimas deje paso a los recuerdos, tendré recuerdos tuyos como para llenar el resto de mi vida, como para ir teniéndote hasta que pueda, de una vez y para siempre, volver a tenerte a mi lado.
Te amo, Feliche, amigo, hermano, compinche, confidente, gurú. Siempre me sentí tan bien vestida por vos… nunca me sentí tan desnuda como hoy