“Nada de esto era necesario, Joe Lewis es rico”, dijo el fiscal estadounidense Damian Williams al acusar al magnate británico de tráfico de información privilegiada. Y tenía razón: el empresario, conocido en Argentina por ser propietario de una amplia extensión de tierras en la Patagonia, es inmensamente millonario, y sus negocios se extienden como tentáculos. Sin embargo, el hombre de 86 años es casi un misterio para muchos.
Lewis, que según la lista de ricos de Forbes, tiene una fortuna estimada en US$ 6.000 millones (la 444a persona más rica del mundo), lo que le permite hacer un uso completo de sus riquezas e invertir en todas partes. Según el fiscal que lo acusó, “sus parejas sentimentales, sus asistentes personales, sus pilotos privados y sus amigos” hicieron negocios millonarios con la “información privilegiada” y “ganaron millones de dólares en bolsa, porque gracias a Lewis esas apuestas eran algo seguro”.
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Joe Lewis tiene poca participación en el día a día a pesar de ser el propietario del club de fútbol Tottenham y el centro de atención lo ocupa el presidente Daniel Levy. El millonario rara vez se ve en los partidos de los Spurs, y prefiere disfrutar de una vida de lujo y anonimato flotando por el Caribe en su superyate de lujo.
Nacido en el Reino Unido, proveniente del East End de Londres, dejó la escuela a la edad de 15 años cuando comenzó a trabajar en el negocio de banquetes Tavistock Banqueting de su padre y del que luego se hizo cargo. Luego, amplió el negocio con restaurantes enfocados a los turistas, incluida la cadena de pubs Beefeater y el club nocturno londinense Hanover Grand.
Un joven Lewis vendió el negocio familiar por US$ 38 millones en 1979, el mismo año en que se exilió fiscalmente en las Bahamas y reorientó sus intereses hacia el comercio de divisas después de establecer el Grupo Tavistock, cuyo éxito contribuyó a que se ganara el apodo de “El boxeador”. Como resultado, una de las empresas de Lewis se llamó ‘Boxer Capital’.
Los pocos que consiguieron investigar sobre su vida aseguran que Lewis hizo su enorme fortuna apostando en el “Miércoles Negro”, cuando Gran Bretaña se vio obligada a retirarse del Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio (ERM) tras el colapso de la libra el 16 de septiembre de 1992. Se asoció con el administrador de fondos de cobertura George Soros para apostar a que la libra se desplomaría y acumuló millones a partir de una crisis económica nacional.
“Nada de esto era necesario, Joe Lewis es rico”, dijo el fiscal que lo investiga
Su peor momento llegaría en 2008, cuando perdió un tercio de su fortuna debido al colapso del banco estadounidense Bear Stearns. Sin embargo, su riqueza creció considerablemente durante la última década, pasando de tener un valor estimado de US$ 4 millones en 2013 a los 3.900 millones de la actualidad. Además, Tavistock Group posee más de 200 activos en 13 países, incluidos complejos turísticos de lujo, restaurantes, hoteles y una empresa agrícola australiana.
Pero los tentáculos del imperio Lewis van más allá. El empresario es el accionista mayoritario de Mitchells & Butlers, una importante cadena global de pubs y restaurantes, incluidos All Bar One, Toby Carvery y la cadena Harvester, y se asoció con el golfista Tiger Woods para crear el complejo de golf y ocio ultra exclusivo Albany en las Bahamas, con Ernie Els y Justin Timberlake entre sus copropietarios.
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Su holding ENIC compró en 2001 una participación mayoritaria en el Tottenham Hotspur Football Club, de la Premier League, al entonces propietario Alan Sugar, otro destacado magnate británico, por 22 millones de dólares. Lewis cedió oficialmente el control del club el año pasado, según los registros financieros británicos, y su participación pasó formalmente a un fideicomiso familiar.
De la vida privada de Joe Lewis se conoce poco, aparte de que el multimillonario posee una extensa colección de arte que incluye obras de Pablo Picasso, Henri Matisse, Lucian Freud, Francis Bacon y Henry Moore, la mayoría de ellos cuelgan en las paredes de su yate. En 2022, el británico estableció un récord mundial al vender una pintura de David Hockney por US$ 89 millones, un récord para una obra de arte de un artista vivo.
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La mayor parte del tiempo Lewis la pasa en el superyate “Aviva”. Construido en 2007 por Abeking y Rasmussen y diseñado por Reymond Langton, tiene un tamaño de 323 pies y Lewis lo considera su oficina privada. El yate puede albergar hasta 16 personas y 35 tripulantes, y en las pruebas de mar alcanzó unos impresionantes 20 nudos (23 mph).
La característica sobresaliente de “Aviva” es la cancha de tenis de última generación, ubicada en la cubierta inferior: tiene 20 metros de largo y el yate fue diseñado efectivamente a su alrededor. La suite del propietario en la cubierta superior cuenta con una oficina, un salón privado y un gran baño, mientras el resto de camarotes de invitados, formados por dos suites VIP y cinco camarotes dobles más, también se completan con baño privado.
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El superyate de Lewis, valorado en unos US$ 248 millones, también tiene un gimnasio, una piscina y un spa, con un ascensor que facilita el acceso a cada una de las cubiertas, y un cine "secreto" escondido, así como un piano y un gran salón con amplias ventanas y balcones del que, en mayo de 2013, los jugadores de los Spurs disfrutaron durante un viaje a las Bahamas.
"Nunca lo había conocido antes, así que fue agradable ir allí y fue una gran experiencia", dijo el entonces capitán del equipo, Michael Dawson. “Qué tipo tan agradable. ¡Y ese yate es irreal! Pero es un tipo normal. Podrías charlar con él sobre cualquier cosa. Sintoniza todos los juegos, le encanta. 'Nos sentamos allí charlando. Nos hizo sentir muy bienvenidos allí. Estaba relajado”.
De la vida familiar de Lewis se sabe poco aparte de que su esposa actual se llama Jane y que tiene dos hijos de su primer matrimonio con Esther Browne. Su hija Vivienne, divorciada de un importante empresario británico, es considerada como la heredera de los millones del magnate y forma parte de la junta directiva de Tavistock. Se cree que el hijo de Lewis, Charles, vive en la inmensa propiedad de 12.000 hectáreas que la familia tiene a unos 50 kms de El Bolsón, en Río Negro.
En 1996, Lewis compró en condiciones dudosas 8.000 hectáreas que rodean el Lago Escondido, un reservorio de agua glaciar, lo que lo convierte en aguas de uso público y en principal punto de conflicto con el Gobierno nacional. El magnate adquirió las tierras a través de una firma argentina que, luego de la compra, cedió la propiedad a Lewis. Desde ese momento, el derecho al acceso público que garantiza la ley a este patrimonio nacional es impedido por la seguridad privada del empresario.
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El pasado 26 de julio, Lewis se declaró no culpable de las 19 acusaciones -incluidos varios por "fraude bursátil", por los que puede ser condenado hasta 25 años de cárcel por el cargo más grave- en su primera presentación ante un juez de la Corte del Distrito Sur de Manhattan (Nueva York). Su abogado defensor, David Zornow, dijo que el gobierno estadounidense cometió un "atroz error de juicio" por sus “acusaciones mal concebidas” contra Lewis.
Según la fiscalía, entre 2013 y 2021, Lewis creó "un esquema desvergonzado" de tráfico de información privilegiada y "abusó de su acceso a las salas de juntas de las empresas y proporcionó repetidamente información privilegiada a sus parejas sentimentales, sus asistentes personales, sus pilotos privados y sus amigos". "Esa gente hizo entonces negocios con esa información privilegiada y ganó millones de dólares en bolsa, porque gracias a Lewis esas apuestas eran algo seguro", dijo el fiscal Williams.
Según el fiscal, Lewis habría proporcionado esta información como un medio para remunerar a sus empleados o para ofrecer regalos a amigos o conquistas, calificando el esquema como "corrupción corporativa clásica" y "trampa". Entre los beneficiados estarían dos de las personas más cercanas al empresario: Patrick O'Connor y Bryan Waugh, dos pilotos empleados por el empresario para sus jets privados.
Según la acusación, los dos ganaron millones en los mercados bursátiles gracias a la información privilegiada que les proporcionó Lewis, en particular en compañías bioquímicas. El multimillonario les habría prestado en 2019 medio millón de dólares a cada uno para que invirtieran en acciones de Mirati Therapeutics antes que se hicieran públicos los resultados de un ensayo clínico. Supuestamente, O'Connor habría enviado un mensaje de texto a un amigo para que comprara también acciones de dicha compañía asegurándole que el "Jefe tenía información privilegiada".
