María del Carmen "Chichina" Ferreyra, la cordobesa que rechazó dos veces las propuestas matrimoniales del revolucionario Ernesto “Che” Guevara, murió a los 85 años.
Chichina y Ernesto se conocieron en los años 50, cuando el joven había ingresado a la Facultad de Medicina. Según historiadores, se enamoraron, pero ella pertenecía a una de las familias más poderosas de la que entonces era conocida como la oligarquía terrateniente del país.
“Ernesto venía de otro gallinero y conquistó a la princesa de la cual todos estábamos prendados”, recordaría Jorge Beltrán, amigo de la familia. “Me fascinó su físico obstinado y su carácter antisolemne”, contó ella en 1967 a la revista Primera Plana.
La casa en la que Chichina vivía con sus padres, en la provincia de Córdoba, era llamada “La Malagueña” pero también conocida como el “Castillo Ferreyra”. Los Ferreyra eran dueños de una de las fortunas más grandes de la provincia y poseían la cantera de piedra caliza “Malagueño” y un complejo fabril, de los pocos en esos tiempos.
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“Malagueño tenía una extensión de dos mil hectáreas, y la estancia comprendía canchas de polo, caballos árabes y un pueblo feudal de obreros de la cantera. Todos los domingos la familia concurría a misa a la iglesia del pueblo y ocupaba una capilla propia a la derecha del altar con una entrada particular y una baranda donde los Ferreyra comulgaban lejos de la masa trabajadora”, relató Dolores Moyano, prima de Chichina.
A fines de 1950 el joven Guevara consiguió trabajo como enfermero en la Marina Mercante, y viajó a diferentes puntos de América del Sur y el Caribe. Sus estudios y su trabajo le dejaron poco tiempo para reencontrarse con María del Carmen. En 1951 Ernesto le propuso matrimonio, pero la presión que los padres ejercieron sobre Chichina impidió una posible unión.
Una impactante carta de adiós
“Su desparpajo en la vestimenta nos daba risa y, al mismo tiempo, un poco de vergüenza. No se sacaba de encima una camisa de nailon transparente que ya estaba tirando a gris, del uso. Se compraba los zapatos en los remates, de modo que sus pies nunca parecían iguales. Éramos tan sofisticados que Ernesto nos parecía un oprobio”, relataría Chichina.
La relación finalmente terminó cuando María del Carmen, desde Miramar, le envió una carta a Ernesto informándole su decisión de terminar con el noviazgo, sin dudas presionada por sus padre. Guevara recibió la noticia en la ciudad de Bariloche cuando ya había emprendido, junto con su amigo Alberto Granado, su primer gran viaje por América. Granado relató muchos años después: “Nunca lo vi tan conmocionado como después de leer aquella carta”.
El Che volvió a Buenos Aires en 1952, después de ocho meses de aventuras, y visitó por última vez a Chichina en Córdoba. Aprovechó la oportunidad para pedirle matrimonio por segunda vez, y fue nuevamente rechazado. El 5 de diciembre de ese año, él le escribió su adiós: “Sé lo que te quiero y cuánto te quiero, pero no puedo sacrificar mi libertad interior por vos; es sacrificarme a mí, y yo soy lo más importante que hay en el mundo”.
ds