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Historias y personajes

Diarios de bicicleta: cuando ‘el Che’ fue canillita en Córdoba

En su adolescencia, Ernesto Guevara repartió diarios y revistas en barrio General Paz. “Le ayudaba a mi viejo y después se iban a jugar al fútbol o al rugby”, relata José Novillo, hijo del quiosquero que fue amigo del líder revolucionario.   

José Novillo
Tercera generación. “Ser diariero es parte de mi vida”, afirma José Novillo. El 7 de noviembre se celebra el Día del Canillita. | Fino Pizarro


Cuentan los memoriosos que Ernesto Guevara, Alberto Granado y José Domingo Novillo fueron algo así como el trío más mentado de barrio General Paz a fines de la década del ’40.

Ernesto –todavía lejos del “Che”- cursaba sus estudios secundarios en el Colegio Deán Funes y era uno más de la familia en la casa de Alberto, por entonces alumno de la Facultad de Bioquímica de la UNC. José Domingo trabajaba de canillita en el quiosco ubicado sobre la vereda del Hospital Italiano, justo al frente al domicilio de los Granado, en la calle Roma 535.

Hasta hace pocos años una plaqueta recordaba allí el lugar de inicio del célebre viaje por Sudamérica que Alberto y Ernesto emprendieron el 29 de diciembre de 1951 a bordo de “La Poderosa II” y que inspiró la película “Diarios de motocicleta”.

 

Guevara y GranadoVIAJEROS. Ernesto Guevara y Alberto Granado, durante el célebre viaje en moto por Sudamérica. 

“Yo atendí ese quiosco un par de años y recuerdo que un domingo de 2005 cayeron de la National Geographic y me empezaron a hacer preguntas. Estaban haciendo un documental sobre el viaje, con una moto igualita y dos actores”, cuenta José Novillo, el hijo de quien fue amigo de los célebres viajeros en su adolescencia.

“Los tres eran más o menos de la misma edad. Jugaban al fútbol y al rugby. Donde está el Sanatorio El Salvador había una cancha famosa y ahí mi viejo y Ernesto eran los arqueros y Granado era el talentoso. También iban mucho a ver a Juniors, porque ahí jugaba un tío mío”, señala José. Guevara también figura como rugbier en los registros históricos del club albo 

Che, canilla

José Novillo forma parte de la tercera generación de una familia de canillitas que forjó su abuelo Adán Domingo cuando en 1928 llegó desde Cerro Colorado para radicarse en barrio General Paz. “Todo el dinero que ganaba vendiendo diarios el viejo lo metía adentro de un ropero que tenía en la pensión. Cuando llenó ese mueble compró una casa, se casó con mi abuela Josefa y puso su quiosco. Ahí trabajo con tres hijos y un empleado, ya que en esa época tenían que entregar 600 diarios por día”, refiere José.

“Ernesto lo iba a buscar a mi papá para jugar al fútbol o al rugby pero mi abuelo no lo dejaba irse hasta que terminara con el reparto. ‘Primero hay que cumplir con el trabajo; después hagan lo que quieran‘, les decía. Entonces ellos se organizaban: mi papá iba en su moto y ´el Che´ lo ayudaba con su bicicleta. Entre los dos entregaban los diarios y después se iban a jugar a la pelota o a entrenar con el club de rugby en la Ciudad Universitaria”, precisa.

 

Guevara diario“MUY BUEN LECTOR”. Así define Novillo a Ernesto Guevara, quien fue amigo de su padre y le ayudaba con el reparto de diarios y revistas. 

“Además de muy buen deportista, Ernesto era muy buen lector. Por las tardes se cruzaba y se quedaba horas leyendo diarios, revistas y libros. Eran tiempos en los que los quioscos eran bibliotecas”, reseña José. Y agrega otro dato desconocido del célebre repartidor: “A la bicicleta se la arreglaba Pedro Salas (representante olímpico en Londres 1948 y Helsinki 1952), que era una gloria del ciclismo y tenía su taller en Lima y Viamonte”.

Noticias sueltas

Aunque se radicó en Buenos Aires en 1947, Ernesto siguió visitando con frecuencia la casa de los Granado, que además del punto de partida del famoso periplo en motocicleta por Chile, Perú, Colombia y Venezuela fue escala obligada en otra travesía que ‘el Che’ hizo en una bicicleta con motor y de la que dio cuenta “El Gráfico” el 19 de mayo de 1950. 

“Con mi viejo se siguieron viendo hasta después del viaje en moto. Después perdieron contacto. En aquella época no había tantas comunicaciones como ahora”, afirma José Novillo, quien tiene su puesto de venta en la esquina de Lima y General Deheza. 

 

Guevara cicistaCICLISTA. Guevara hacía el reparto de diarios en bicicleta. Quien le ponía a punto el rodado era Pedro Salas, una gloria del deporte cordobés.

“Ser diariero es parte de mi vida. A los 6 años hacía el reparto en la bici de dos rueditas y a la escuela llevaba el portafolios con mis útiles y las revistas Radiolandia y Para Ti que debía entregarles a las maestras”, sostiene. “Por suerte tengo una buena clientela y puedo seguir tironeando, pero la actividad ha caído mal”, puntualiza.

“Los tiempos han cambiado mucho. Mi padre me sabía contar que en la época de los vespertinos la gente le sacaba los ejemplares de la mano”, comenta José, quien también es profesor de piano y estudio ingeniería en sistemas.

Basado en el testimonio de sus antecesores, menciona como los episodios más taquilleros para los diarieros cordobeses la Revolución Cubana (1959), la muerte de John Kennedy (1963) y la llegada del hombre a la luna (1969). De tiempos más recientes señala los Mundiales Argentina ’78 y México ’86, la Guerra de Malvinas (1982) y la caída de las Torres Gemelas (2001).

La lista se completa con la noticia que su padre nunca hubiera querido “vocear” aquel 9 de octubre de 1967: el asesinato en la selva boliviana de Ernesto ‘Che’ Guevara, el canillita de la calle Roma.