Su estatura mediana y su contextura delgada no parecían ser las mejores cualidades para un jugador de fútbol. No obstante, sus virtudes no pasaban por lo físico sino por su habilidad y su capacidad de estrategia para adueñarse del medio campo. No en vano su apodo era Pitón. Esas virtudes llevaron a Osvaldo Ardiles a alzarse con la Copa Mundial del 78, convirtiéndose en el preferido de César Menotti.
Y esa habilidad aún hoy le es reconocida. De hecho, este miércoles el también ex DT recibió una mención especial a su trayectoria como futbolista y por la huella que dejó en la historia del fútbol internacional, en el marco de la gala de los premios Golden Foot (Pie de Oro) que se celebran desde 2003 en Mónaco.
Así fue que el argentino dejó marcados sus pies en una placa que luego se colgó en una especie de paseo de la fama. Pies que, por cierto, patearon mucho. El cordobés comenzó jugando en el potrero con su hermano para luego iniciarse en Instituto, después pasar a Huracán y de ahí al Tottenham Hotspur, equipo con el que se proclamó en dos ocasiones campeón de la Copa de Inglaterra. También jugó en el Paris Saint-Germain, en otros dos equipos de Inglaterra y en México y Japón. Fue por todo ese camino recorrido con éxito que fue premiado con el Golden Foot, un premio creado por el comité administrativo de la compañía World Champions Club en Mónaco y que condecora a todos aquellos futbolistas mayores de 28 años que mantienen una exitosa carrera. Y ése fue el caso de Ardiles, que se mostró más que feliz con la distinción.